Tras el rezago causado por el coronavirus y con dudas pendientes sobre ciertas reglamentaciones, la economía mexicana avanza contrarreloj para cumplir con el nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que entra en vigor dentro de un mes exacto.

La crisis de COVID-19 afectó la afinación de detalles rumbo al T-MEC, que el 1 de julio reemplazará al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), explica este lunes a Efe Fernando Ruiz, director general del Consejo Empresarial Mexicano del Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce).

La pandemia hizo que nuestros proveedores pararan primero y, ahora que nosotros estamos analizando cómo hacer y en algunos casos ya iniciando procesos de producción, la pandemia nos está afectando en cuanto a los proveedores entre la misma región de Norteamérica», comenta en entrevista con Efe.

Para sortear la crisis, el Gobierno de México ha destacado como una de las principales herramientas al T-MEC, que se negocia desde 2017, cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca.

El director del Comce coincide en la importancia del tratado al destacar que 80 % de las exportaciones mexicanas van a Estados Unidos y cerca del 87 % del total de productos vendidos al exterior son de manufactura.