Al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) nadie puede regatearle que es un gran fenómeno político-mediático, tal vez el más efectivo en los últimos años después de algunos otros mandatarios que sorprendieron ganando las elecciones para encumbrarse en el poder.

Allí está el fenómeno de Vicente Foz Quezada, quien aprovechó su popularidad, su señal de paz con los dedos, las botas y el traje, así como el discurso del cambio para apoderarse de la presidencia de la república en aquellos comicios del 2000.

Fox, además, echó mano de la famosa “alternancia” y del cuento de que había que transitar ya de régimen para poder lograr un verdadero cambio en el país, pues llevábamos los mexicanos más de 70 años siendo gobernados por el PRI.

El entonces candidato del PAN se convirtió en la sensación electoral, lo que le valió obtener la presidencia, apoyado por los “Amigo de Fox”, con el 42 por ciento de los votos, muy por encima de sus oponentes.

Y es que, además, fue el primer candidato en hacer uso de la propaganda en redes sociales, por lo que ganó muy fácil en las urnas.

Vicente Fox, contribuyó a la derrota electoral de AMLO en las elecciones presidenciales de 2006, donde el también panista Felipe Calderón Hinojosa se postuló y ganó los comicios para el PAN.

Sin embargo, a la postre, el ex presidente Fox abandonó las filas del PAN para sumarse -en 2012- a la cargada de otro candidato muy mediático por su arrastre con las mujeres y los sectores más vulnerables, Enrique Peña Nieto, quien recuperó la presidencia para el PRI.

Peña Nieto, hay que subrayar, también fue un presidente muy mediático y querido por los distintos sectores de la sociedad, particularmente por las mujeres.

El priista ganó los comicios presidenciales de 2012 y recuperó para el PRI la presidencia de México. AMLO no le pudo ganar la elección y denunció un fraude que a la fecha se sigue reclamando.

Actualmente, Andrés Manuel es el presidente del país y ha mostrado estar muy por encima de la popularidad de sus antecesores más mediáticos, Vicente Fox y Enrique Peña.

La famosa marcha del fin de semana pasado es una muestra de ello.

Sin embargo, me parece que se equivoca en tratar de fundar e implementar su esquema político denominado “Humanismo Mexicano” (HM), sobre todo cuando él es principal critico y verdugo de la democracia.

Y si no que alguien me explique el concepto de humanismo del obradorismo, ya que de alguna forma desea fundar un nuevo tipo de movimiento político y social en el país, a fin de demostrar, supuestamente, que el modelo de gobierno de la 4T logró transformar al país.

Habrá que recordar, palabras más, palabras menos, que en su discurso del fin de semana pasado AMLO sostuvo: “La política es, entre otras cosas, pensamiento y acción. Y aun cuando lo fundamental son los hechos, no deja de importar cómo definir en el terreno teórico el modelo de gobierno que estamos aplicando. Mi propuesta sería llamarle humanismo mexicano, porque sí tenemos que buscar un distintivo”.

El presidente Andrés Manuel incluso fue más allá y precisó que el HM se caracteriza por cuatro acciones: su aversión al “derrotismo”; su convicción de que no debía haber paz ni prosperidad sin justicia social; su rechazo a la “obsesión tecnocrática de medirlo todo en función de indicadores”; y su decisión de que el combate a la corrupción tenga preferencia sobre crecimiento económico, y la aplicación de su lema de campaña, “primero los pobres”, como “esencia de la actividad política”.

En ese momento, AMLO sostuvo que “la auténtica política es profundamente humana en su fundamento, en su esencia y, sobre todo, cuando se práctica en bien de los demás, en especial de los pobres”.

¿Querrá decir que el humanismo del presidente del país confronta y no concilia, divide y está muy lejos de privilegiar los consensos, ataca, amenaza, lanza advertencias y hasta emplaza a sus críticos?

Porque en los hechos así es.

El HM de AMLO y de la 4T es aquel que impone, no tolera la libertad de pensamiento ni la discrepancia, más bien se centra en asestar golpes cuando se siente amenazado por la libertad de pensamiento.

Parece ser que el Humanismo Mexicano de AMLO resultó más enérgico que el “liberalismo social” del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, a quién le achacan casi todos los males políticos de nuestro país.

poncharelazo@yahoo.com.mx

En twitter: @poncharelazo

Facebook: Alfonso González

 

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