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Washington. El presidente Donald Trump defendió vigorosamente sus recientes restricciones a la inmigración, mientras se extienden protestas por todo Estados Unidos, alegando que «esto es acerca del terrorismo y sobre mantener nuestro país a salvo».

Trump publicó una declaración en la que afirmó: «Para ser claro: esto no es una prohibición antimusulmana, como los medios de comunicación están informando falsamente».

El presidente abordó el tema a última hora del domingo en la declaración mientras algunos republicanos en el Congreso —incluso el senador de Ohio Rob Portman— pidieron cautela en medio de los desafíos legales al decreto de Trump de prohibir el ingreso a Estados Unidos de los viajeros de siete países predominantemente musulmanes. Los principales republicanos del Congreso se han mantenido respaldando a Trump en el tema.

«Estados Unidos es una orgullosa nación de inmigrantes y seguiremos mostrando compasión con quienes huyen de la opresión», agregó Trump, «pero lo haremos mientras protegemos a nuestros propios ciudadanos y fronteras. Esto no tiene que ver con la religión, sino con el terrorismo y mantener a nuestro país a salvo».

«Tengo un sentimiento tremendo por las personas involucradas en esta horrible crisis humanitaria en Siria», añadió. «Mi primera prioridad será siempre proteger y servir a nuestro país, pero como presidente encontraré maneras de ayudar a los que están sufriendo».

Por su parte, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, defendió el lunes por la mañana la manera en que la Casa Blanca desplegó las restricciones de inmigración.

En una entrevista con el programa «Morning Joe» de MSNBC, Spicer dijo que los funcionarios dieron prioridad a la seguridad del pueblo estadounidense, por lo que se abstuvieron de «telegrafiar» lo que iban a hacer. Reconoció «la forma secreta en la que tuvimos que hacer esto» y dijo que era por «razones de seguridad».

Alegó que de otra manera la gente habría corrido a los aeropuertos para tratar de eludir la nueva prohibición.

La Casa Blanca defendió enérgicamente el domingo las restricciones a la inmigración impuestas por el presidente mientras las protestas contra la medida se propagan en el país.

Algunos republicanos en el Congreso manifestaron públicamente su rechazo a los cambios en medio de las impugnaciones judiciales contra el decreto de Trump que prohíbe a personas de siete países de mayoría musulmana viajar a Estados Unidos, aunque los principales legisladores del partido apoyan al nuevo mandatario.

En una conferencia telefónica con reporteros, un funcionario de alto rango describió la aplicación de la medida como «una historia de éxito a gran escala» al afirmar que el decreto se puso en marcha «de manera impecable y con extraordinario profesionalismo».

Sin embargo, la situación es confusa en aeropuertos de todo el mundo y, en la noche del domingo, el gobierno parecía haberse retractado en cuanto a cómo se aplicaría la orden a ciertos grupos como los residentes con permanencia legal en Estados Unidos.

El secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, dijo el domingo en un comunicado que ante la ausencia de información que indique una seria amenaza para la seguridad y el bienestar públicos, la residencia podría ser un «factor decisivo en nuestra decisión caso por caso».

Esto supondría que los nacionales de los países vetados con tarjetas de residencia permanente, conocidas como «green cards», se les autorizaría el ingreso de nuevo a Estados Unidos. Las autoridades habían dicho antes que se prohibiría el regreso a personas en esta situación. Se desconoce a qué tipo de revisión adicional serán sometidas.

La orden de Trump, que también suspende durante 120 días la admisión de refugiados y prohíbe indefinidamente la entrada de desplazados de Siria, provocó amplias protestas y críticas de demócratas y algunos republicanos.

Muchos han acusado al gobierno de poner en marcha los cambios a toda prisa, lo que provocó pánico y confusión en los aeropuertos del país.

«Se tiene una propuesta de revisión extrema que no tuvo el análisis profundo que debía», afirmó el senador republicano Rob Portman, quien exhortó al nuevo presidente a que «disminuya la velocidad» y trabaje con los legisladores sobre la mejor manera de endurecer las revisiones a los extranjeros que ingresen en Estados Unidos.

«Desde mi punto de vista, debemos todos respirar profundo y presentar algo que tenga sentido para nuestra seguridad nacional» y refleje que «Estados Unidos siempre ha sido un país de acogida para los refugiados y los inmigrantes», agregó.