Moscú. Rusia e Irán ultiman un acuerdo de intercambio que estipula el suministro del crudo iraní a cambio de mercancías rusas, que no se había conseguido por las sanciones internacionales que pesaban contra la nación persa por su polémico programa nuclear.

Sin precisar la fecha de la firma del anexo al acuerdo «petróleo por mercancías», suscrito en 2014, el ministro de Energía ruso Alexander Nóvak añadió que será en las próximas semanas, ya que se avanza en las negociaciones a un ritmo acelerado.

El acuerdo fija que Rusia adquirirá en Irán un volumen del orden de 100 mil barriles diarios y que el comprador del lado de Rusia sería la empresa estatal Promsirieimport, del Ministerio de Energía.

Las reservas probadas de petróleo de Irán rondan los 160 mil millones de barriles, 10 por ciento del volumen mundial, lo que le sitúa en el cuarto lugar entre los países ricos en petróleo, destacó Russia Beyond the Headlines.

Tras el levantamiento de las sanciones internacionales en enero de 2016 Irán trata de incrementar la exportación del hidrocarburo para recuperar su cuota de mercado.

La Compañía Nacional de Petróleo de Irán se propone elevar la producción de petróleo a cuatro millones de barriles hacia finales de marzo de 2017 y a 4.7 millones de barriles diarios en el 2022.

Irán cerró en julio de 2015 un acuerdo con Estados Unidos, China, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania (el llamado Grupo P5+1) en el que se comprometía a limitar y a permitir la supervisión internacional sobre su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales a las que estaba sometido.

Además, Irán se comprometió a hacer un uso «exclusivamente pacífico» de la energía nuclear y a no desarrollar «bajo ninguna circunstancia» ni adquirir armas nucleares.

La ONU, Estados Unidos y la Unión Europea sancionaron a Irán a partir de septiembre de 2005, cuando el OIEA constató que ese país no cumplía los acuerdos asumidos como firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear al contar con un programa secreto de desarrollo de energía atómica.

Irán asegura que su programa nuclear tiene fines pacíficos, pero la comunidad internacional temía que tratara de desarrollar armas atómicas.

Las sanciones con el objetivo de forzarlo a detener su programa nuclear le costaron a Teherán más de 160 mil millones de dólares en ingresos petroleros desde el 2012 al 2016, cuando se retiró la disposición.