A todos los santos de San Pedro Cholula, va a tener que encomendarse el edil de la región, José Juan Espinosa Torres, durante su búsqueda en Morena por la candidatura al gobierno del estado.

Porque el camino de JJ, como suelen llamarle algunos, para lograr su objetico aún es muy largo, además que le va a resultar espinoso y muy complicado.

Y más si continúa su afrenta -abanderada con el tema del agua- en contra del gobierno del estado y todo lo que huela al morenovallismo.

Porque si bien José Juan no es ningún político improvisado y sabe perfectamente operar, cabildear y hacer gestión -por las buenas y por las malas-, tampoco ni en el morenovallismo, ni en el grupo del gobernador Tony Gali están mancos.

La guerra entre ambos bando ya es, sin duda, de antología.

Sobre todo porque el pasado de JJ podría resultar muy peligroso y espinoso para sus aspiraciones.

Pasado que si bien no lo condena tajantemente si podría meterlo en serios problemas ante los poblanos, y poner en duda su buena imagen y credibilidad.

Porque el edil cholulteca, como todos los políticos, tampoco ha sido un pan de Dios.

Durante su carrera política también se dieron los escándalos, los actos bochornosos que de recordarse no lo dejarían muy bien parado.

Pocos, muchos, sorprendentes o nada graves, eso ya se encargará la ciudadanía y los dirigentes de Morena en calificarlos y evaluarlos.

Lo cierto es que la guerra entre JJ y el morenovallismo está declarada y seguro va a dejar algún saldo.

Sobre todo si tomamos en cuenta que en el partido de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ya hay varios tiradores a la candidatura que tanto quiere José Juan.

Aspirantes que esperan la mínima oportunidad para saltar y quedarse con la candidatura al gobierno del estado.

Y por qué no decirlo, suspirantes, como dicen, que tendrían mejor reputación política y moral como para ganar más fácilmente la candidatura que busca el ex niño naranja de Puebla.

Allí está Fernando Manzanilla Prieto, ex morenovallista al que no creo que le disgusten nada las candidaturas al gobierno o al ayuntamiento de Puebla; al fin y al cabo ya es bien visto por AMLO.

El mismo Rodrigo Abdala Dartigues, diputado federal por Morena y pariente del senador y ex gobernador del estado Manuel Bartlett Díaz, también está dispuesto a todo con tal de lograr su meta.

Y ya vimos que a Abdala se le respeta más en Puebla que a los mismos JJ y Manzanilla.

El aplausometro de aquel reciente evento de AMLO en Puebla -en la Plaza de la Democracia- fue la mejor muestra de con quién tienen su cariño los poblanos seguidores del peje.

Porque, francamente, en el caso del senador, aún perredista, Luis Miguel Barbosa Huerta, éste no tiene patas para gallo.

Al histórico dueño de la franquicia perredista en Puebla no le van a ceder en Morena la candidatura al gobierno sólo por manifestarse a favor de AMLO.

La imagen de Barbosa está desgastada, deteriorada.

En lo personal no le critico que se haya decantado por Andrés Manuel sino más bien por ser un político incongruente y perverso como muchos.

Porque puedes ser perredista y hasta seguidor de AMLO, como ahora ya lo es, pero de los políticos que andan brincando y abanderando candidaturas de otros partidos sólo por interés ya estamos hartos.

Lo más congruente y correcto es que Barbosa ya deje el PRD y se vaya a Morena con el peje. Eso, me parece, haría un político profesional en su lugar.

Las aspiraciones de Barbosa, de ser el próximo gobernador poblano, parecen haberse esfumado.

Así que ya veremos cómo sale librado José Juan de la guerra contra el gobierno y sus adversarios en Morena para convertirse en candidato.

Eso sí, si su consciencia como político está tranquila no tiene de qué preocuparse.

Porque un político polémico y de escándalo eso sí ha sido.

Lo mismo que muchos integrantes de su equipo que tienen a bien asesorarlo.

Historias para contar de JJ y sus huestes hay y muchas, ya veremos cómo se van dando.

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