Seúl. La fiscalía de Corea del Sur acusó el lunes a la encarcelada expresidenta del país, Park Geun-hye, de soborno, extorsión, abuso de poder y otros cargos de corrupción de alto perfil que podrían acarrearle una condena de cadena perpetua.

Esta es la última de una serie de humillaciones para Park, que fue expulsada del poder tras multitudinarias y pacíficas protestas populares. Park fue objeto de un juicio político en diciembre, perdió la presidencia oficialmente en marzo y está retenida en un centro de detención cerca de Seúl desde su arresto el mes pasado por supuestamente extorsionar a empresas, aceptar sobornos y por la comisión de otros delitos, todos ellos en colaboración con una confidente.

Presidente de Lotte, también inmiscuido por corrupción.

Los fiscales acusaron también a Shin Dong-bin, presidente de Lotte, el quinto grupo empresarial más importante del país, por ofrecer una mordida de 7.000 millones de wones (6 millones de dólares) a Park y a su amiga, Choi Soon-sil, a cambio de una lucrativa licencia gubernamental para abrir una nueva tienda libre de impuestos.

Park seguirá encarcelada y será escoltada desde el centro de detención a una corte de Seúl para la celebración del juicio, que comenzará en las próximas semanas y podría demorarse hasta seis meses. No está claro si el proceso arrancará antes de la elección del 9 de mayo de la que saldrá su sucesor.

A finales de 2012, la exdirigente, de 65 años, se convirtió en la primera mujer en ocupar la presidencia del país, que ahora la verá presentarse ante el tribunal esposada, atada con una cuerda y posiblemente vestida con un uniforme carcelario.

Si es condenada, los cargos por soborno supondrían el mayor castigo, entre 10 años y cadena perpetua.

Aunque es profundamente impopular entre la mayoría de sus conciudadanos, Park sigue teniendo apoyos, y algunos políticos conservadores y medios de comunicación piden ya su indulto en el caso de ser declarada culpable.

Park ha negado haber cometido delito alguno.