Si Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su partido -Morena- continúan sumando políticos y simpatizantes, a diestra y siniestra, con tal de hacerse de votos de cara al 2018 para tratar de garantizar su ingreso a Los Pinos se pueden equivocar.

Porque con el afán de sumar voluntades para lograr una gran estructura en Puebla y el resto del país, la cual les permita ganar el mayor número de espacios públicos posibles, Morena corre el riesgo de convertirse en más de lo mismo.

Así es, el partido del peje podría convertirse en una cueva de ladrones en la que priistas, panista, perredistas, verde ecologistas y políticos de toda estirpe estén refugiados.

El partido del Andrés Manuel podría correr el riesgo de terminar como el PRD.

Tan sólo en Puebla el marinismo, vía el gober precioso, Mario Marín Torres, y sus operadores en pleno están dispuestos a engrosar la militancia de Morena si es que en el PRI no les dan cabida.

Y como es un hecho que en los comicios que se avecinan el marinismo seguirá “apestado” para hacer campaña pública con el PRI entonces seguro están intentando ya apoyar al peje.

Ya depende de Gabriel Biestro Medinilla y del propio AMLO si le abren o no la puerta de su casa a lo que ellos llaman “la mafia en el poder”.

Imagine usted, amigo lector, como se vería Mario Marín pidiendo el voto para Morena y no para el partido que lo hizo gobernador y que le dio todo como político, sobre todo riqueza.

De entrada Alejandro Armenta Mier, diputado federal del PRI y marinista de corazón, ya está puesto y dispuesto a hacer campaña junto con AMLO.

Y Javier López Zavala hará lo mismo si no le llegan al precio en el PRI.

Así que Morena y su líder nacional deben tener cuidado con no sumar a los dinosaurios de la política a su campaña si es que no quieren sufrir otra derrota electoral en 2018.

No vale la pena subir al tren del peje a cartuchos quemados, desgastados y sin pólvora, que lo único para lo que sirven es para el desprestigio.

Ya veremos que sucede.

 

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Ojalá que a los familiares, parientes, amigos y escuderos de Israel Pacheco Velázquez, exlíder vitalicio del sindicato del Ayuntamiento de Puebla, se les ocurra otra cosa para exigir su libertad.

Porque el ayuno, el coserse la boca y flagelarse de nada les va a servir.

Ese tipo de acciones más bien abonan al ridículo y al círculo de corrupción e impunidad que rodea y por el que fue acusado Israel Pacheco.

Ya me imagino a los familiares de los violadores, asesinos, ladrones de todos niveles, y hasta los políticos corruptos que están tras las rejas, exigiendo a las autoridades su liberación a cambio de no hacerse daño.

¿Cómo se vería el gobierno cediendo a este tipo de chantajes?

O lo peor, ¿cómo se vería liberando a los delincuentes sólo por evitar que sus compinches no se hagan daño?

Vaya ocurrencias.

Vaya cinismo.

¿No sería más fácil ofrecer que Israel Pacheco devuelva todos los millones que obtuvo como líder sindical a cambio de su libertad?

Me parece un trato más equilibrado.

 

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Si en Puebla se implementara el maratón de los albures, de las malas palabras, de las mantadas de madre, de los insultos y de los malos modales, el edil de Tochtepec, Marcos Pérez Calderón sería el ganador, sin duda.

Y bien le vendría al presidente el mote o el apellido de alguno de aquellos actores que protagonizaron el cine de ficheras.

Porque basta con leer su tuiter, y el del regidor priista Iván Galindo Castillejos, para darse cuenta del nivel tan bajo y denigrante de algunas de nuestras autoridades.

Que pena que en Puebla existan presidentes municipales que utilicen el insulto, la intolerancia y la agresión verbal para conducirse y dirigirse a un ciudadano.

Y que bajeza de parte de alguien que se ostenta como una autoridad.

Porque si así le habla a un regidor, es decir otra autoridad, qué caramba nos esperamos  el resto de los poblanos del tal Marcos Pérez.

Pobre Puebla.

Pobre Tochtepec.

Pero que asquerosidad es esto, eh, dijera el clásico.

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