“No hay que callar, hay que seguir escribiendo, el silencio es un acto de muerte o de complicidad” –Javier Valdez-

Qué tan dañada está una sociedad que permite que  los grupos de poder, las mafias y el crimen organizado tengan libertad y las condiciones propicias para asesinar a hombres y mujeres cuya labor es la de constituirse como la voz y la pluma de la propia sociedad.

De nueva cuenta el luto invade el espíritu crítico de aquellos que desde diversas trincheras laboran día con día para informar lo que está velado, oculto, maquillado o corrompido.

El asesinato de un periodista es un acto de violencia contra un gremio, pero también, contra una sociedad a quien sirve el trabajo de los comunicadores.

La muerte de Javier Valdez uno de los periodistas especializados en los temas más peligrosos para el ejercicio periodístico: la corrupción, la colusión entre gobierno y narcos y las mafias del poder, ha movido mediáticamente a nuestro país.

Estado fallido

Un gobierno que no garantiza la libertad de expresión, que no es capaz de crear las condiciones para que los periodistas realicen su labor, es un Estado fallido y retrógrada.

Un gobierno cuyas autoridades no han sido capaces de esclarecer los aproximadamente 100 asesinatos de periodistas en los últimos años en nuestro país, es un Estado fallido.

Un gobierno que solamente aparenta la defensa de la libertad de expresión y la protección de los periodistas a través de la creación de fiscalías especiales, es un gobierno cómplice de aquellos que atentan en contra del gremio de los comunicadores.

Porque hay que decir, que la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) creada en nuestro país, es un auténtico fracaso con nulos resultados y que únicamente sirve para legitimar un gobierno.

Desafortunadamente la clase política en nuestro país tiene vicios muy arraigados que los llevan a responder con actos o creación de organismos de forma espontánea y cuya función queda anulada porque no existe un auténtico interés.

¿Una sociedad solidaria?

¿Existe interés de diversos sectores de la sociedad por la labor periodística? Creo que la pregunta es de difícil respuesta, porque a pesar de que los periodistas se vuelven la voz de una sociedad que no puede preguntarle directamente a un servidor público, a un político, a un líder sindical o a los gobernantes, no existe una cercanía que facilite la solidaridad con el gremio.

Pero la necesidad de cercanía y solidaridad mutua entre los diversos sectores de la población, sobre todo aquella en situación de vulnerabilidad y los periodistas es cada vez mayor.

Creo que en algún momento dado y bajo circunstancias muy particulares aparecerá ese elemento detonador que permita una cohesión solidaria entre sociedad y periodistas, pero ese momento todavía no ha llegado.

¿Y el gremio qué?

El gremio periodístico por su naturaleza crítica es complejo, desconfiado, poco participativo, muy individualista y no lo caracteriza la cohesión.

El dicho anterior queda demostrado por la poca participación que han tenido los periodistas de Tlaxcala para alzar la voz al unísono y con fuerza para protestar por lo que está ocurriendo en nuestro país con la agresión, censura y asesinato de decenas de comunicadores.

En nuestro Estado existe tal desconfianza de quienes han formado parte de la Unión de Periodistas de Tlaxcala a lo largo de su historia, la postura de muchos ha paralizado las acciones conjuntas que son fundamentales para fortalecer al gremio.

Pese a que existe el intento –de la actual UPET- por llevar a cabo acciones en beneficio de los periodistas en Tlaxcala y de transparentarlas, persiste la falta de cohesión y, por lo tanto, la ausencia de acciones significativas que nos coloquen en el escenario nacional que requiere a un gremio fuerte para protestar por las agresiones y muertes de colegas.

Ojalá el gremio en Tlaxcala dé muestras de profesionalismo y madurez para enfrentar los embates en contra de periodistas, en lo que constituye una de las etapas más críticas para el ejercicio de libertad de prensa.

A pie de página

Las frases de Javier Valdez

“A Miroslava la mataron por lengua larga. Que nos maten a todos, si esa es la condena de muerte por reportear este infierno. No al silencio”

“He sido periodista estos 21 años y nunca antes lo he sufrido y gozado con esta intensidad, ni con tantos peligros. Donde vivo, Culiacán, Sinaloa, es un peligro estar vivo y hacer periodismo es caminar sobre una invisible línea marcada por los malos, que están en el narcotráfico y en el gobierno, un piso filoso y lleno de explosivos. Esto se vive en casi todo el país. Uno debe cuidarse de todo y de todos, y no parece haber opciones ni salvación, y muchas veces no hay a quién acudir”.

“Me haría mal, no sentir y ser periodista”

Las palabras plasmadas por el periodista Javier Valdez calan el alma y provocan un sentimiento de orfandad por la falta de garantías para ejercer uno de los oficios más nobles que hay: el periodismo. No olvidemos que los malos están en todas partes.