Ha muerto José Luis Cuevas, el pintor, dibujante, escultor y escritor irreverente por antonomasia; a nadie engaño, fue como quiso ser, crítico hasta con los grandes consagrados y no obstante ello se impuso en un mundo de intereses, donde el común es desconocer o de plano acabar con los talentos que se dan.

Quién lo dijera, sobre todo en el ámbito de la cultura y el arte, es donde este fenómeno de envidias y de traiciones se da con mayor frecuencia, es más, corrijo, es práctica común.

José Luis no fue mi amigo en el término estricto de la connotación, sin embargo cuando la vida nos permitió convivir, siempre hubo el respeto mutuo y el reconocimiento al artista que alcanzó fama internacional. Su obra lo atestigua ahora y para siempre.

Sin meterme mayormente en los problemas personales o en las tragedias familiares, José Luis Cuevas emprendió el viaje al éter eterno con dos tristes sinsabores que le deparó el destino.

Viudo volvió a casar, no se le perdonó esa decisión personal y por tanto respetable, sus exequias en el Palacio de la Bellas Artes, por desgracia, estuvieron pintadas de negro, más negro que el negro del luto, no sólo por su familia sino también por sus amigos, que no son tanto, cuando no respetaron sus decisiones íntimas y en la ceremonia luctuosa la convirtieron e un aquelarre de griteríos sin sentido.

Otra tristeza que se llevó al eterno insondable, fue la falta de nobleza de sus vecinos, cuando, después de obsequiar algunas de sus obras para embellecer la Avenida Altavista del sur de la Ciudad, se negaron a que la misma llevara el nombre de ese artista que ya entró a la inmoralidad.

Ante esta situación de falta de hidalguía y de señorío, propongo desde el rincón de estas entregas, que para dejar a todos contentos, a dicha vialidad se le imponga el nombre de: “Avenida Altavista de José Luis Cuevas”.

Sobre las disputas familiares en las que los que se dijeron sus amigos han tomado posiciones que no les corresponden, me quedó con las palabras de la secretaria de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, la querida “Maraki”, José Luis Cuevas “vivió como sólo él podía hacerlo: irreverente, profundamente original, generoso, visionario, sinónimo de libertad creativa”. In Memóriam.

 

*Periodista y escritor; Presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, Conalipe; Secretario de Desarrollo Social de la Federación Latinoamericana de Periodistas, Felap; Presidente fundador y vitalicio honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, Fapermex, miembro del Consejo Consultivo permanente del Club Primera Plana y Académico de Número de la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG. Agradeceré sus comentarios y críticas en teodoro@libertas.c303om.mx, teodororenteriaa@gmail.com Nos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.mx, y www.clubprimeraplana.com.mx