Nadie está listo para el enorme alud social que nos caerá encima ya no es cuestión de tener un mundo a varias velocidades socioeconómicas, tecnológicas y productivas que eso es otra punta del iceberg.

El cisma se resentirá en toda la estructura productiva pero primordialmente en el sector servicios ahí estará el golpetazo; en la Primera Revolución Industrial con la máquina de vapor se tecnificó el sector secundario de la producción.

Después, en la Segunda, lo hizo con el motor de combustión también acelerando el proceso fabril pero contribuyó a tecnificar el campo, es decir, fue de lleno al corazón del sector primario de la producción.

La Tercera, igual al sector secundario, sin embargo, empezó a trastocar el sector terciario que es el de los servicios donde laboran la mayoría de las personas. Tanto la Tercera como esta que es la Cuarta Revolución Industrial están anidándose en el sector terciario de la producción.

Así un robot contestará el teléfono, otro dará la bienvenida y la llave en un hotel, habrá quien deje de pagar taxis porque contratará vehículos sin chófer. La digitalización borrará además servicios tangibles para volverlos virtuales.

La Cuarta Revolución Industrial provocará un nuevo desplazamiento laboral, otra gran extinción de oficios y profesiones y esta vez la competencia será codo a codo con una persona electrónica.

¿Qué empleos desaparecerán? Para ADEI Observatorio para el Análisis y Desarrollo Económico de Internet, los más vulnerables son los oficios y actividades manuales.

En el análisis “El trabajo del futuro” elaborado por ADEI junto con Google los riesgos de desplazamiento laboral radican en: un 20% en las fuerzas armadas; un 25% en las manualidades elementales; 35% en operadores y montadores; un 40% en trabajos cualificados industriales; 30% en trabajadores ligados con la restauración y el comercio; un 30% serán contables y administrativos; 40% profesionales de apoyo y un 25% doctores y gerentes.

Surgirá la especialización milimétrica en los puestos laborales, el mega ejecutivo capacitado para la toma de decisiones al más alto nivel, un supervisor que no podrá ser desocupado por un robot.

Las fuerzas armadas están preparándose hasta para los submarinos nucleares no tripulados, según un dossier del Ministerio de Defensa español, los actuales submarinos nucleares capaces de permanecer meses sumergidos pueden llegar a costar 2 mil millones de dólares por unidad; con un sumergible no tripulado y a manos de la inteligencia artificial el costo estimado sería de 10 millones de dólares.

Las nuevas estrategias militares contarán con armas prototipo de última generación (elaboradas para conflictos en ciudades) que conservarán la infraestructura y matarán con precisión a todo organismo vivo inclusive dentro de cuevas o bunkers.

Por ende, quedará redefinido el combatiente del futuro, el robot de batalla se diseña bajo un sistema de quinta generación con armas dobles de neutrones; súper aleación de materiales compuestos con multilanzadores de granadas y capaz de liarse cuerpo a cuerpo en campo abierto.

 

A colación

Mientras en el sector agrícola el trabajo manual pronto quedará a merced de Tarzán fabricado con fibra de carbono tiene la cualidad de desplazarse dentro de los cultivos, tomar muestras, rociar de fertilizantes y pesticidas allá donde decida que es necesario hacerlo; su presencia complementará a los drones y reemplazará a muchos jornaleros.

El World Economic Forum anticipa que donde se cierre un trabajo también se abrirá una nueva oportunidad porque “la robotización generará más de 2 millones de empleos en economías como la española hasta 2030”.

Aunque otros países como Estados Unidos su ciclo económico expansivo se ve frenado precisamente por la introducción de la robótica en sus procesos: en la economía americana por cada robot industrial se están perdiendo una media de 5.6 empleos.

Así pues, pese a las afirmaciones de que surgirán otros puestos de trabajo, de inicio se espera una pérdida neta de empleo con consecuencias en el mercado de trabajo, en las cotizaciones y desde luego en los ingresos públicos. Van estudiándose algunas alternativas sociales como la renta básica obligatoria universal, una especie de salvavidas para evitar que la inteligencia artificial en connivencia con el ser humano termine finalmente sometiéndolo. En este momento es una incógnita más.

 

@claudialunapale

*Directora de https://conexionhispanoamerica.com Economista y escritora experta en periodismo económico y análisis internacional