HOUSTON (AP) — A medida que las inundaciones causadas por Harvey empiezan a remitir, los equipos de rescatistas peinaron vecindarios anegados buscando a posibles nuevas víctimas. Los funcionarios de Houston empiezan a centrarse en buscar alojamiento temporal a los damnificados de los albergues y en conseguir gasolina suficiente para que puedan llenar los depósitos de sus autos, pero también en la recuperación a largo plazo de la ciudad, que durará años y requerirá miles de millones de dólares.
A última hora del jueves, las autoridades elevaron a 39 el número de víctimas mortales causadas por la tormenta. Los últimos análisis de daños a nivel estatal revelaron el inmenso alcance de la destrucción.
El Departamento de Seguridad Pública de Texas dijo que más de 37.000 viviendas presentan daños graves y que casi 7.000 quedaron destruidas. La cifra no incluye las decenas de miles de casas con daños menores.
Alrededor de 325.000 personas ya solicitaron ayuda federal de emergencia tras el paso de Harvey. Se han pagado más de 57 millones de dólares en asistencia individual, de acuerdo con la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés).
La agencia busca la forma de alojar a quienes que perdieron sus viviendas en el desastre, mientras los albergues provisionales abiertos en todo el estado dan cobijo a 32.000 personas, explicó el responsable del ente en el condado de Harris, Tom Fargione. Algunos de los evacuados empezaron a regresar a sus casas y en el Centro de Convenciones George R. Brown, que llegó a albergar a 10.000 personas, quedaban 8.000 a última hora del jueves.
La prioridad es que los que no pueden regresar a sus casas dispongan de alguna forma de alojamiento temporal, señaló Fargione.
La búsqueda cuadra por cuadra que realizan rescatistas en decenas de miles de viviendas de Houston comenzó el jueves y se espera que termine el viernes. El departamento de bomberos respondió a cerca de 16.000 llamadas desde la llegada de la tormenta el sábado, de las cuales 7.600 eran para rescates por las crecidas, dijo el jefe del departamento, Sam Pena .
Más de 200 bomberos, policías y miembros de un equipo urbano de búsqueda y rescate peinaron el vecindario Meyerland en busca de sobrevivientes y cadáveres. Gritaron “Departamento de Bomberos”, golpearon puertas y se asomaron por ventanas durante sus revisiones. Las calles estaban secas, pero repletas de muebles, alfombras y madera podrida.
“No pensamos que vayamos a encontrar más personas, pero estamos preparados en caso de hacerlo”, dijo el jefe de distrito del Departamento de Bomberos de Houston, James Pennington.
Confirmaron que la cifra de muertos es de 39, aunque se prevé que aumente. Sin embargo, hacia el mediodía, el comando central temporal que se instaló en el estacionamiento de un J.C. Penney no había recibido más reportes de cadáveres encontrados en las búsquedas, las cuales podrían tomar hasta dos semanas.
A diferencia de lo ocurrido tras el paso del huracán Katrina en Nueva Orleans, el personal utilizó dispositivos de GPS para registrar las viviendas inspeccionadas, en lugar de marcarlas en el exterior con pintura neón. Eso evitó dar aviso a posibles ladrones de casas vacías.
Los estallidos en la planta Arkema Inc. del noreste de Houston también dieron origen a llamas de entre 9 y 12 metros (30 a 40 pies) y una columna de humo negro. El fuego se extinguió alrededor del mediodía, pero el personal de emergencia se mantuvo a distancia debido al peligro de que también pudieran estallar otros ocho contenedores ubicados en el complejo. No se reportaron lesionados de gravedad.