Si bien todo tiende a transformarse, así lo dicta la ciencia, en México pareciera que todo sigue igual. Pasan los años y nuevos gobiernos, pero seguimos estancados en un lodazal de carencias. Gritamos nuestro hartazgo pero nadie escucha. Nadie con poder voltea a vernos. Ellos siguen en lo mismo.

Los políticos le apuestan a que todo se diluya con el tiempo.

Han pasado más de dos meses de que se abriera un socavón en el paso exprés de Cuernavaca y nadie en el gobierno federal ha sido castigado. En la Secretaría de Comunicaciones y Transportes le apuestan al olvido.

Son dos meses también que lleva el ex Gobernador de Veracruz Javier Duarte ante la justicia mexicana y lo único que sabemos es que se puso en huelga de hambre. Del saqueo a las arcas veracruzanas ya no se habla. La lentitud de la justicia se enlaza con la oscuridad.

Ha pasado un mes desde que se destapó que la corrupta empresa brasileña Odebrecht sobornó allegados de la entonces campaña de Enrique Peña Nieto y ya nadie habla de eso. Le apuestan a que lo efímero de la información en los medios, borre nuestra memoria colectiva.

Los ciudadanos solo somos espectadores y lamentablemente muchas veces nos gusta el papel. Somos “el público del desastre”.

Algo estamos aprendiendo, ya no queremos un México de impunidad y corrupción. México no puede seguir favoreciendo al delincuente de cuello blanco.

Es un hecho: “si buscamos resultados distintos, no hagamos siempre lo mismo” decía Albert Einstien.

Exploremos todos los instrumentos que tenemos para exigir castigo a quien se corrompe y utiliza despensas a cambio de votos. Lucra con la desgracia para tomar del suelo a damnificados, luciendo como ave de salvación.

Para 2018, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público solicitará un presupuesto de más de 5 billones de pesos. Recursos que nos dicen se van al gasto para una mejor educación, un verdadero desarrollo social y rural, mayor seguridad y sobre todo para unas mejores elecciones.

Pero de lo que no se habla es si serán recursos bien fiscalizados. Que no solo sean “ejercidos y justificados” por funcionarios públicos, sino que cumplan su propósito.

Lamentablemente nos quedamos en el estereotipo de nuestros gobernantes. “Todos son corruptos y nada se puede hacer”, nos decimos. No valoramos nuestra aportación para tener un mejor país. Somos contribuyentes que cerramos los ojos sin reclamar a donde van nuestros impuestos.

Es imperativo abrirlos y empezar a exigir una fiscalización de todos los recursos que le damos a los gobiernos.

Si se registra un socavón en la carretera de Cuernavaca y se identifican por lo menos 22 irregularidades serias en el proceso de licitación para su construcción. ¿Por qué no revisamos los demás proyectos de infraestructura que ha realizado la dependencia a cargo de Gerardo Ruiz Esparza?

¿Qué nos garantiza que esas irregularidades no se repiten en las todas las carreteras?

Metamos la nariz en todo. Es un derecho ciudadano, pero también una obligación. Comencemos una Revolución del Intelecto que nos lleve a una nueva forma de ver a México.

#JuntosporMéxico

#PoderparaHacer

@PedroFerriz