El pasado once de octubre se conmemoró el Día Internacional de la Niña. A diferencia del 8 de marzo, en que se celebra a las mujeres en general, esta fecha del décimo mes del año es dedicada exclusivamente a las niñas.

La razón está sustentada en la desigualdad de derechos y trato a la que actualmente continúan sometidas a nivel mundial. Existen países en donde dicha desigualdad es mucho mayor o algunos en donde prácticamente son un cero a la izquierda y por ende son tratadas como meros objetos, llegando a ser mutiladas genitalmente; a ésta práctica se le denomina ablación del clítoris o mutilación genital femenina y es considerada como una violación a los derechos de las niñas, contra la que cada año la Organización de las Naciones Unidas (ONU), mantiene la lucha para lograr erradicarla a nivel mundial; de hecho, se ha fijado la meta de lograr este objetivo para el año 2030.

La celebración de un día especial para las niñas comenzó en el año 2012, después de que el 19 de diciembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara la Resolución 66/170 acerca de la pertinencia de la conmemoración de un día en específico dedicado al sector infantil femenino.

Este año, el tema central del 11 de octubre es resaltar el papel de las niñas durante y después de las situaciones de crisis, como las que se han presentado con los refugiados de Siria y otros países como Somalia. La intención, es que el mundo vea que a pesar de las más difíciles circunstancias y de  formar parte de los grupos más vulnerables, las niñas “siguen siendo una fuente de poder, energía y creatividad”.

Desde muy corta edad, el género femenino se desarrolla y madura de manera más rápida que el masculino (y que conste que no lo digo yo eh, lo dicen la ciencia y los pediatras). Desde dejar mucho antes el pañal, empezar a cambiar los dientes y madurar en general más rápido que los niños, quienes pertenecemos al sexo femenino solemos llevarles ventaja a los varones, aunque no les guste leerlo, oírlo ni admitirlo.

Y es que la razón es muy simple: nuestro cuerpo está diseñado para albergar otra vida, por lo tanto, requiere ser más complejo e ir madurando con mayor celeridad. Cuando llegamos a la adolescencia, nuestro cuerpo comienza a sufrir grandes cambios y a prepararse para la etapa en la que ya totalmente maduro, podrá engendrar y mantener creciendo a salvo a un bebé durante casi 10 meses, así que es lógico hablando biológicamente, que desde niñas tengamos mayor capacidad de resiliencia y que vayamos desarrollando ese famoso sexto sentido, el cual nos será de gran utilidad si llegamos a ser mamás.

No me dejarán mentir quienes ya lo son, que pareciera que nuestro cerebro aún dormido pone a funcionar ese sentido, ya que sucede que nos solemos despertar segundos antes de que lo haga nuestro pequeño o pequeña, ya sea estando al lado nuestro o en su cuna o camita. Por supuesto todo viene de los años en los cuales los primeros humanos vivían en condiciones agrestes y eran las mujeres las que cuidaban a los hijos mientras los varones salían a cazar, pescar y recolectar.

Total que las niñas ya traen una carga genética de pronta maduración e instinto de protección, que son una gran ayuda para sobrellevar las crisis a las que a nivel mundial son sometidas y las responsables de esa “fuente de poder, energía y creatividad” a las que hacía referencia la ONU.

Ojalá que año con año los índices de mutilación genital y de desigualdad de derechos vayan disminuyendo; para que la violencia hacia las mujeres logre erradicarse se debe empezar por asegurar una infancia y adolescencia libres de cualquier maltrato y con pleno goce de derechos y libertades.

A propósito del 11 de octubre, circuló un video realizado en Italia en el que se grabó a unos seis niños de diferentes edades, siendo el más chico de 7 añitos y a una niña como de 11 años. En la grabación se les hacen algunas preguntas a los niños y se les pide que expresen qué les gusta de la niña; después les solicitan que le hagan una caricia y al final…les ordenan que le peguen.

¿Cuál creen que fue su reacción? Todos se negaron, pusieron carita de vergüenza y dijeron que no.

Al cuestionarlos sobre ello sus respuestas fueron sorprendentes: “porque es niña y a las niñas y mujeres no se les pega ni con el pétalo de una flor”; “porque está mal”; “porque es muy bonita y no le quiero pegar; está mal pegar”; “porque soy hombre”. Con esta respuesta termina el video.

Qué genial es ver que un niño de 11 años se considere hombre por respetar y tratar de buen modo a una niña que se convertirá en una mujer; que a su edad, sepa que para ser hombre no requiere   ostentar poder y dominio alguno sobre la mujer.

Esto demuestra que sí han dado frutos las campañas desarrolladas para contrarrestar la desigualdad de género y que es pertinente continuar con ellas si deseamos un futuro mejor para nuestras niñas y niños.

Nos leemos el próximo domingo.

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