El abeto tiene una altura de 28 metros y fue donado por la archidiócesis de Elk, en Polonia, por lo que cruzó Europa

El Vaticano encendió este jueves el tradicional árbol de Navidad en la plaza del San Pedro, a cuyos pies, como cada año, se sitúa una representación del Portal de Belén inspirada en esta ocasión en las obras de misericordia.

 

El abeto fue decorado con «las esferas de los deseos», realizadas en cerámica por niños enfermos e ingresados en la unidad oncológica de algunos hospitales italianos y por otros residentes en los pueblos arrasados por los terremotos del pasado año.

Por otro lado, el Belén, al estilo napolitano del siglo XVIII, fue ofrecido por la Abadía de Montevergine y, extendiéndose por casi 80 metros cuadrados, cuenta con una veintena de figuras de dos metros de altura en terracota y se inspira en obras de misericordia.

En la mañana de hoy el Papa Francisco recibió en audiencia a los donadores del «Misterio» y del árbol, así como a los niños encargados de su decoración.

Ante ellos Francisco señaló que cada año el pesebre y el árbol de Navidad hablan con un lenguaje simbólico.

“Como señas de la compasión del Padre celeste y de su participación y cercanía con la Humanidad».

El Pontífice se dirigió especialmente a los niños, a quienes agradeció por haberembellecido estos símbolos natalicios que peregrinos y visitadores de todo el mundo podrán admirar.

“¡Gracias! ¡Gracias! Esta tarde, cuando enciendan sus luces, los deseos que otorgaron con sus trabajos de decoración del árbol serán luminosos y estarán a la vista de todos», agradeció.