México, 12 Dic (Notimex).- En su libro “La Vasija de Las Colinas. Significado, poder y culto a los antepasados en Teotihuacán”, publicado por el INAH, el arqueólogo Tomás Villa realiza una nueva interpretación a partir de la hermenéutica profunda del objeto, considerado un “códice en barro”.

En un comunicado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) explicó que dicha vasija fue hallada en la Hacienda de San Antonio Mazapa, Tlaxcala, y se le tiene como referente de información para profundizar en el conocimiento de la cultura teotihuacana y su esfera de influencia hacia otras regiones.

Para este nuevo estudio el especialista utiliza la hermenéutica de John B. Thompson, la cual, según díjo él mismo, es una ciencia que brinda la posibilidad de definir criterios, principios y métodos para desarrollar una crítica o interpretación de algo, en particular sobre textos e imágenes.

El instituto informó que el cajete de base convexa y fondo cóncavo tiene motivos en su exterior que muestran la representación del dios de las tormentas, en el centro, y en sus paredes se encuentra una procesión de personajes acompañados de seres fantásticos, rodeados de otros elementos, como gotas de agua y granos de cacao.

Villa explicó que a diferencia de la lectura de Hasso Von Winning, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hecha en los años 80 del siglo pasado, la suya apunta a que “la vasija no da la información sobre los cuatro sacerdotes del poder en la ciudad de Teotihuacan«.

Añadió que «más bien relaciona a éstos con un grupo particular que se nutre de lo que parecen ser grupos clánicos asociados a aves de rapiña, serpientes emplumadas y canidos fantásticos, los cuales están formando una especie de jerarquía y caminan en procesión para obtener la calidad de miembros de un grupo que los identifica con el tocado de borlas”, explicó.

Se trata de cuatro sembradores de la clase media-alta, no de la cúspide social, y que se presumen tenían poder de manejar los procesos naturales relacionados con la fertilidad, práctica de la cual se consideran herederos. «Sus actividades se refieren solamente al exterior de la sociedad teotihuacana, mostrándose al interior sumisos, diligentes y penitentes”.

Tomás Villa anotó que la colocación del dios de las tormentas en el centro supone que al entrar en contacto con la superficie del suelo, la vasija se conecta con el interior de la tierra y permite que lo que se ingerirá unirá con los demás niveles del mundo, fenómeno que los antropólogos definen como hierofanía.

El INAH refirió que «La La Vasija de Las Colinas. Significado, poder y culto a los antepasados en Teotihuacán” pertenece a la Colección Arqueología de la Serie Logos y se pude adquirir en los puntos de venta del propio instituto.