Israel notificó formalmente a la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) su retirada.
«En calidad de directora general de la Unesco, hoy recibí la notificación oficial del gobierno israelí sobre la retirada de Israel de la organización con fecha del 31 de diciembre de 2018», indicó en un comunicado la directora Audrey Azoulay.
Israel, «miembro de la Unesco desde 1949», tiene «su plena cabida dentro de una institución comprometida en la defensa de la libertad de expresión, en la prevención del antisemitismo y del racismo bajo todas sus formas, y que desarrolló un programa único de la enseñanza de la memoria de la Shoah y de la prevención de los genocidios», afirma Azoulay, que destaca el papel de la institución «en el diálogo de las culturas» o «la lucha contra el extremismo violento».
Una doble retirada vista entonces como «un duro golpe» para la organización multilateral con sede en París.
La decisión se había gestado durante varios años en un contexto de posiciones polémicas de la Unesco respecto a Jerusalén y Hebrón, defendidas por los países árabes
En 2011, la admisión de Palestina en la Unesco acentuó la crisis y provocó la suspensión de las contribuciones financieras de Israel y Estados Unidos, equivalentes a casi la cuarta parte del presupuesto del organismo.