El expresidente de Perú, Alberto Fujimori, salió el jueves de la clínica donde estuvo internado y en la que recibió un indulto humanitario del mandatario Pedro Pablo Kuczynski la víspera de Navidad, lo que desató una ola de protestas en todo el país.

Fujimori, de 79 años, iba en una silla de ruedas acompañado de su hijo menor, el legislador Kenji Fujimori, y subieron a una camioneta negra con rumbo desconocido. Ambos saludaron desde lejos a varios simpatizantes que los aclamaban mientras decenas de policías protegían su salida.

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Alberto Fujimori fue condenado en 2009 a 25 años de prisión por el asesinato de 25 peruanos realizado por un escuadrón militar clandestino que actuaba bajo su conocimiento, según los jueces que lo condenaron. También tenía otras tres condenas por corrupción.

Kuczynski otorgó el indulto tres días después de que una facción del partido fujimorista que domina el Parlamento intentó destituirlo de su cargo, pero no lo logró en el último momento debido a la abstención de un ala minoritaria de esa fuerza, facción encabezada por Kenji Fujimori.

La excarcelación fue percibida por quienes protestan como un “canje político”. El gobierno admitió que el proceso fue uno de los más rápidos en la historia peruana, con apenas 13 días de duración, cuando en promedio demoran más de 100.

El indulto provocó el rechazo internacional, y un grupo de expertos de las Naciones Unidas consideró la liberación como una “bofetada en la cara” de las víctimas.

Kuczynski indicó que indultó a Fujimori porque padece “una enfermedad progresiva, degenerativa e incurable”, pero no se han conocido detalles de sus dolencias. El 23 de diciembre, un día antes de su excarcelación, fue trasladado a la clínica limeña Centenario por un cuadro de “hipotensión y arritmia”.

Kuczynski también liberó al exmandatario de tener que someterse a un próximo juicio por el homicidio de seis peruanos perpetrado por el mismo grupo de militares, según las autoridades.

Fujimori gobernó Perú durante una década, y a fines del año 2000 huyó a Japón, acosado por escándalos de corrupción. El Parlamento lo retiró del cargo por “incapacidad moral”.