Beber un par de copas de vino al día no solo reduce enfermedades cardiovasculares y tumores, sino también ayuda al cerebro a eliminar las toxinas, incluidas las asociadas al mal de Alzheimer.

De acuerdo a un nuevo estudio, las investigaciones realizadas en torno al sistema glinfatico- vía de limpieza de desechos del sistema nervioso central- permitieron descubrir nuevo beneficio del vino: una moderada ingesta de alcohol esta asociada a un menor riesgo de declive cognitivo, mientras beber abundantemente lo aumenta.

Investigadores de la Universidad de Rochester Medical Center (URMC), Estados Unidos, liderados por el doctor Maiken Nedergaard, basaron su trabajo en la exposición de ratones al alcohol.

Para este estudio los científicos expusieron a ratones a pequeñas intermedias y altas dosis de alcohol, equivalentes a 0.5, 1.5 y 4 gramos por kilo, respectivamente durante 30 días.

Comprobaron que aquellos a los que les suministraron dosis equivalentes a dos copas y media presentaron una mejoría. Sin embargo, los que tuvieron una dosis excesiva sufrieron un deterioro de sus habilidades cognitivas y motoras.

El doctor Negaard explicó que “la ingesta prolongada de cantidades excesivas de etanol tienen efectos adversos en el sistema nervioso central”, agregó que “las dosis pequeñas son potencialmente beneficiosas para el cerebro”, ya que mejoran su capacidad para eliminar residuos.

El mismo equipo mostró que el sistema glinfático es mas activo mientras dormimos, puede ser dañado por un ictus o traumas y mejora con el ejercicio.

En ratones expuestos a bajos niveles de consumo de alcohol, el sistema glinfático era más eficiente en remover los desechos en relación a los animales no expuestos. Además los niveles de inflamación cerebral eran inferiores.

El especialista concluyó con que “en este estudio hemos demostrado por primera vez que las dosis bajas de alcohol son potencialmente beneficiosas para el cerebro, es decir, mejoran la capacidad del cerebro para eliminar los desechos.