Investigadores británicos reportaron que el uso del termómetro puede ser el causante de la transmisión del Candida auris, hongo infeccioso mortal que se ha propagado en hospitales del Reino Unido.

Los especialistas creen que los dispositivos, utilizados para medir la temperatura por medio de la axila y compartidos entre los pacientes, son una fuente probable de la transmisión del hongo, el cual se detectó en Japón en 2009 y desde entonces se ha extendido a más de una docena de países en todo el mundo.

Tiende a ser diagnosticado en pacientes después de que han estado en hospitales por varias semanas y puede infectar heridas, oídos y el torrente sanguíneo y echar raíces en el tracto urinario.

Es resistente a todos los principales medicamentos y ha afectado a más de 200 pacientes británicos, ya que el hongo se ha diseminado al menos en 55 hospitales desde que llegó al Reino Unido hace cinco años.

Los investigadores averiguaron uno de los brotes más grandes, entre febrero de 2015 y agosto del año pasado, en el espacio de cuidados intensivos de una de las unidades de los Hospitales de la Universidad de Oxford, en donde encontraron que los termómetros utilizados para controlar a algunos pacientes son una fuente importante.

Estos termómetros se habían usado en el 86 por ciento de los pacientes, que ingresaron en la unidad y fueron diagnosticados con C. auris; si bien ninguno murió como resultado de la infección, puede ser fatal o causar discapacidades importantes en aquellos cuyo sistema inmunológico está comprometido.

En un comunicado de la Universidad de Oxford, el líder del estudio del Departamento de Medicina de Nuffield de la institución, David Eyre, comentó que a pesar de un conjunto de intervenciones de control de infecciones, el brote sólo se controló después de la eliminación de las sondas de temperatura.

“Esto refuerza la necesidad de investigar cuidadosamente el medio ambiente, y en particular el equipo de pacientes multiusos, en cualquier brote inexplicado asociado a la asistencia sanitaria”, subrayó el especialista.

Por tanto, los jefes de salud ordenaron que las salas se limpiaran a fondo y que los pacientes se encontraran aislados en la cima de una epidemia del hongo el año pasado; sin embargo, los brotes fueron difíciles de controlar a pesar de la prevención intensiva de infecciones.

Los investigadores analizaron a 70 pacientes que estaban colonizados con C. auris, lo que significa que tenían el hongo pero no mostraban signos de enfermedad.

El hongo, que está en aumento en Gran Bretaña, rara vez se detectó en el entorno general de la unidad de cuidados intensivos, pero se cultivó con éxito a partir de muestras tomadas de equipos médicos y sondas de temperatura.

Según los resultados, la mayoría de los pacientes fueron emigrados por uno o dos meses.

Por tanto, la fuente de la infección de C auris no es la persona que se enfermó, sino el entorno del hospital, incluidos catéteres, mostradores y otras superficies.