Conocer de un asalto en vía pública en México ya no es novedad. Desde hace muchos años, millones de mexicanos padecemos a diario el enorme poder de la inseguridad en las ciudades de este país.

En el mejor de los casos, sólo nos roban nuestras pertenencias o en el peor, la violencia arrebata paz interior, esperanza y hasta la vida misma.

Cuando se denuncia el hartazgo por la situación, muchos piensan que debemos estar acostumbrados o que debiéramos haber salido sin una sola pertenencia. Quizás un billete como ofrenda. Una especie de tributo.

Lo cierto es que los asaltos son parte de la vida cotidiana. No es una elección… debemos coexistir con ello.

En México, la impunidad ya no ofende. Solo se entiende. Aquí se roba, se mata, se viola, se desaparece, se diluye en ácido… sin que pase nada.

Según datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana 2017, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 75.9 por ciento de la población mayor a los 18 años consideró que vivir en su ciudad es inseguro. Tres de cada cuatro personas.

De este universo, el 68.2% de los encuestados dijo sentirse en peligro en las calles y el 72.9% en el transporte público. No se diga en actividades que se refieren a manejar tu patrimonio como acudir a bancos, usar cajeros electrónicos, o comprar artículos.

Este es un México que han hecho gobiernos ineficientes, corruptos. Gobiernos que han pactado con delincuentes y ahora la encabezan.

En los más de 40 días que llevan las campañas, ningún candidato ha hecho propuestas para que evitar el caos urbano. Pareciera inexistente… Algo normal… No merece estrategia.

Es un México podrido hecho artesanalmente por gobiernos, políticos y delincuentes. Sin acabar de definir si hay una línea divisoria entre los dos últimos. Ese México es el suyo, no el nuestro.

Por eso, cuando denuncié en mis redes sociales el asalto del que fuimos víctimas, mi familia y yo, advertí que odio vivir en este México. De impunidad y de indolencia.

Odio este México que obliga a guardar silencio.

Odio el país donde después de un asalto y ante el Ministerio Público, sabemos que nada pasará.

Pero odio más al México donde cualquier persona, con una pistola en la mano te hace odiar la tierra en la que vives. Esa que pensaste que podías pasar un fin de semana en paz… Disfrutando de la cultura de un pueblo, su belleza y sabor. Su historia y tradición, cuando entiendes que no puedes vivirlo porque también te lo han robado.

Gracias a las personas que nos han dado su solidaridad. Las abrazo… Mantengo la herida de los que me gritan que “me largue de aquí”. Que no pertenezco. Que he sido parte de los que han deformado nuestra realidad.

A ellos, lamento que no hayan entendido mi lucha… o tal vez sea mi culpa, por no haberla sabido expresar.

Mientras, sí, Odio a México!!! Ese que han hecho los rufianes que nos gobiernan y la gente que recurre al silencio, como arma de defensa.

@PedroFerriz