Este viernes fue detenido Alexandre Benalla, colaborador de seguridad de Emmanuel Macron, quien se hizo pasar por policía y golpeó a manifestantes el 1 de mayo; a la vez, el gobierno francés informó que inició su proceso de despido.

Lo anterior como un intento infructuoso por calmar la ola de críticas que generó el caso, pues la oposición señala que Benalla es un cercano de Macron desde la campaña electoral.

El ahora exelemento de seguridad, de 26 años de edad, enfrenta los cargos de violencia en grupo por parte de una persona encargada de una misión de servicio público, usurpación de funciones, porte ilegal de insignias reservadas a la autoridad pública y complicidad en apropiación indebida de imágenes procedentes de un sistema de videovigilancia.

Cabe señalar que la crisis política se desató tras conocerse que el gobierno de Francia supo de los actos de Benalla días después de la agresión y guardó silencio, imponiendo únicamente una sanción “suave” en su contra.