Además de que se pone en riesgo la vida de una persona, comprar un órgano requiere una inversión poco accesible para muchos.

«Si es mi órgano, es mi cuerpo y es mi decisión, no veo lo ilegal del caso». Esta es la defensa de un indígena de Chiapas que decidió vender su riñón por aproximadamente 2 mil dólares, lo cual le ayudó a construir una casa y, según él, asegurar el futuro de sus hijas. Sin embargo, el intermediario al que le proporcionó su órgano ganó algo más de 50 mil dólares, sin contar el dinero que le correspondía a los médicos que realizaron la operación y la parte de otros involucrados en el negocio.

Cada vez más personas están optando por vender sus órganos, sin considerar que gran parte de esos procedimientos (que se realizan de forma clandestina o ilegal) ponen en riesgo sus vidas o hacen que estén involucrados en redes ilegales de tráfico de órganos. En Internet se pueden encontrar anuncios de personas que venden riñones. Una investigación realizada por RT constató que hay personas que están dispuestas a recibir de entre 15 mil a 20 mil dólares por un riñón.

Al hacerse pasar por compradores, los periodistas fueron contactados por médicos que aseguraban tener los órganos y que estaban dispuestos a realizar los procedimientos por 300 mil dólares –en un hospital de Ciudad Juarez, Chihuahua– lo cual es un indicio de que existe una red de intermediarios entre los que reciben distintas cantidades de dinero para realizar una operación ilegal.

De acuerdo con la BBC, en China existen más que simples intermediarios: hay personas que ofrecen servicios completos de viaje y residencia para aquellos que quieran comprar o vender sus órganos. Por supuesto, como ellos son los que concretan la compra/venta, son los que ganan más dinero. En México, el caso reportado por RT tiene tintes similares. Los médicos que buscaban comprar órganos ofrecían estadía de dos semanas y viaje redondo, sin mencionar los cuidados necesarios para el transplante.

Desde hace años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) le indicó a todos los países que realizaran registros de todos los pacientes que llevasen a cabo un transplante, señalando de dónde provino el órgano y por qué le fue transferido, para prevenir el tráfico ilegal. Sin embargo, alrededor del mundo, cada vez son más los médicos que se dan cuenta de que algunos de sus pacientes visitaron el extranjero y al regresar solicitaron recibir los medicamentos post-transfusión, lo cual todos los que han recibido un transplante tienen que recibir de por vida, y los profesionales no saben si reportar la sospecha de un procedimiento ilegal.

El periodista Salvador Argonés, señala que los países donde hay más compradores son Canadá, Estados Unidos, Japón, Taiwán y Arabia Saudita, y de esos, los últimos tres posiblemente sean intermediarios que hacen su negocio con el tráfico de órganos. Por otra parte, donde se consiguen más son en países en desarrollo como Kosovo, Chipre, Egipto, China, Panamá, India, Filipinas, Rumania, Perú, Ecuador, Colombia e incluso Estados Unidos (posiblemente entre la gente más pobre). El aproximado de precio de cada órgano en el mercado negro en dólares estadounidenses son los siguientes:

Hígado = 150mil

Páncreas= Entre 98 mil y 130 mil.

Pulmón= 150 mil

Córnea= 30 mil

Corazón= Entre 130 a 160 mil

Riñón= 62mil

Lo que pensamos que era broma o sólo una leyenda urbana cada vez es más real. La gente está dispuesta a vender sus órganos a un bajo precio comparado a lo que puede ganar un intermediario, poniendo en riesgo su vida –irónicamente– sólo para sobrevivir. Pero también hay quienes viven como esclavos y herramientas humanas, para sus «dueños» quienes seguirán ganando miles vendiendo órganos que, a muchos no les interesa saber de dónde provinieron.