(AP) — El papa Francisco pisó suelo de Centroamérica por primera vez, al arribar a Panamá para el encuentro con miles de jóvenes del mundo en momentos en que muchos migrantes centroamericanos son arrojados hacia el norte por la pobreza y violencia en la región.

Miles de panameños y extranjeros apostados a lo largo de la ruta por donde se desplazó el pontífice argentino tras su arribo le dieron un efusivo recibimiento. “¡Papa, Panamá y toda Centroamérica te dan la bienvenida! ¡Ayúdanos en nuestro difícil camino!”, se leía en una gran pancarta que levantaba un grupo de peregrinos hondureños.

Francisco busca con este viaje dejar los escándalos de abusos sexuales que empañan su pontificado a un lado, en una visita que estará marcada por la polémica generada en Estados Unidos por el prometido muro del presidente Donald Trump en la frontera con México, hacia donde han llegado y se dirigen miles de centroamericanos ávidos de entrar a suelo estadounidense tras caminar cientos de kilómetros de sus países.

El primer papa latinoamericano, hijo de inmigrantes italianos en Argentina, ha hecho de la difícil situación que atraviesan los migrantes y refugiados una de las piedras angulares de su mandato. Además, se espera que ofrezca palabras de aliento a los jóvenes que asisten a la jornada juvenil, un acto religioso que se celebra cada tres años para animar a las nuevas generaciones de católicos.

Francisco llega, además, cuando la prolongada crisis política de Venezuela tomó un nuevo giro el miércoles, después de que el presidente de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, se declarara presidente “encargado” y varios gobiernos latinoamericanos y el de Estados Unidos lo reconocieran.

El Vaticano había dicho que el papa se abstendría de hacer una referencia explícita sobre Venezuela mientras se encontraba en Panamá, pero los acontecimientos podrían enfrentarlo a preguntas sobre la nación sudamericana durante el viaje.

El pontífice argentino aterrizó la tarde del miércoles en el aeropuerto internacional de Tocumen, donde lo esperaron el presidente Juan Carlos Varela, su esposa Lorena Castillo, sus ministros y una multitud de algo más de dos mil personas que alzaban banderitas de Panamá y del Vaticano.

El jueves, Francisco se reunirá con Varela en el palacio presidencial. Luego tiene previsto un encuentro con autoridades, diplomáticos y obispos centroamericanos, para cerrar el día con una ceremonia de acogida con los más de 200 mil jóvenes de la jornada en un campo junto al malecón de la capital panameña.

La visita también coincide con un histórico cierre parcial del gobierno federal de Estados Unidos derivado del enfrentamiento entre el gobierno de Trump y los demócratas a raíz del financiamiento del muro fronterizo prometido por el mandatario. Francisco ya pidió en el pasado “puentes, no muros” y en 2016, tras oficiar una misa en el lado mexicano de la frontera estadounidense, denunció que quien quiera construir una barrera para impedir el paso de los migrantes “no es cristiano”.

El miedo nos vuelve locos”, respondió a los periodistas dentro del avión al comienzo del viaje hacia Panamá, al preguntársele sobre el muro.

El tema de la migración es uno de los más destacados del papa argentino que proviene de un país de inmigrantes, como su propio padre de nacimiento italiano”, refirió a The Associated Press Andrew Chesnut, profesor de estudios religiosos en la Virginia Commonwealth University.

Por un lado, el papa hará eco de las denuncias de la situación de injusticia hechas por los obispos centroamericanos –pobreza, corrupción, narcoviolencia, femicidio. Por otro, hará un llamado profético para los gobiernos, sobre todo de Estados Unidos y México, para que reciban a los migrantes centroamericanos con respeto y dignidad”, agregó.

Desde horas antes del arribo de Francisco, miles de panameños y extranjeros se acomodaron a orillas del tramo vial en el centro de la capital por donde pasaría el papamóvil hacia la sede de la Nunciatura, a donde se alojará el pontífice.

Siento alegría en mi corazón, valió la pena, me gustó cuando miró para acá”, dijo a la AP Wendy Coneu, de 36 años, quien llegó de una provincia del centro del país.

La comerciante venezolana Coromoto Almeao, de 54 años, esperaba con sus dos hijas ver pasar al obispo de Roma. Con siete años de vivir en Panamá, la mujer levantaba una bandera con la inscripción “Papa Francisco, oremos por mi país”. Un grupo de venezolanos rezaba un rosario.

¡Esta es Cuba, la juventud del papa!”, coreaba en otro lugar un grupo de cubanos.

Es una bendición para nosotros”, dijo la maestra panameña Regina Araúz, de 59 años, que se ubicó con cuatro sobrinos y una prima cinco horas antes. “Él transmite fe y esperanza”.

Es la segunda vez que un papa visita Panamá, desde el viaje que hizo Juan Pablo II a suelo canalero en 1983 en el marco de su primera gira por América Central.