El Papa Francisco señaló hoy aquí que la Iglesia católica se encuentra «herida por su pecado», por lo que pidió a la comunidad religiosa a una renovación, para continuar con la misión en un mundo que cambia y desafía.

Al presidir la misa en la que consagró el altar de la restaurada Catedral Basílica Santa María La Antigua, Francisco advirtió sobre una «fatiga paralizante» y un «cansacio de la esperanza» que no permite a los sacerdotes y consagrados «avanzar o mirar hacia adelante».

«El cansancio de la esperanza nace al constatar una Iglesia herida por su pecado y que tantas veces no ha sabido escuchar tantos gritos en el que se escondía el grito del Maestro: ‘Dios mío, ¿por qué me has abandonado'», aseveró el pontífice, quien llegó el miércoles pasado para una visita pastoral a Panamá.

Las declaraciones del Papa Francisco se dan en medio de los diversos escándalos que han dañado la imagen de la Iglesia católica, como el abuso sexual de menores por parte de sacerdotes en varias partes del mundo.

Recordó que en el Evangelio de San Juan, Jesús dice: «dame de beber», lo que significa «reconocerse a sí mismo en necesidad del Espíritu para transformarnos en hombres y mujeres conscientes de un pasaje, el pasaje salvador de Dios».

«Ir a la raíz sin duda nos ayudará a vivir el presente adecuadamente, sin miedo», agregó el jerarca de la Iglesia católica, quien pidió a sus fieles «calmar y saciar la sed, refrescar sus pasos, recuperar fuerzas para continuar con la misión».

Tras la ceremonia religiosa, Francisco acudió al Seminario Mayor San José, donde almorzará con los jóvenes y por la tarde se trasladará al Campo San Juan Pablo II, en el Metro Park, para presidir la vigilia con los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud, en el penúltimo de sus cinco días de visita a este país.