En el amanecer del siglo XXI, la lucha contra las enfermedades infecciosas sigue siendo uno de los grandes desafíos para los epidemiológicos:  los científicos se dedican a lo suyo que es investigar cómo vencerlas, pero por materia de salud pública es responsabilidad ciudadana también participar en los diversos mecanismos de prevención.  Se llama corresponsabilidad.

Y en ésta intervenimos directamente las personas, ¿qué culpa tienen las autoridades, el gobierno o las instituciones públicas si una persona se niega a vacunarse  o bien a vacunar a sus propios hijos?

Le pregunto a usted,  amigo lector, si conoce algún caso cercano de gente que desdeñe la vacunación bien sea por creencias religiosas, modas o porque forma parte de determinada secta o simplemente por ignorancia.

Hace algunos años atrás conocí a una familia bastante pudiente de  San Miguel de Allende, Guanajuato, que practicaba modas sui generis: la libre lactancia a sus hijos, inclusive mayores de cuatro años de edad; la no vacunación; el desdén a todo tipo de medicamentos a favor de la herbolaria y la dieta absolutamente vegana hasta para los recién nacidos.

Con la penetración del Internet también se ha dado la proliferación de bulos y otras fake news que contribuyen a distorsionar los criterios de las personas que los leen… no informan, al contrario, desinforman. Hay en este universo digital todo tipo de artículos no científicos que argumentan la nocividad de las vacunas.

Una mentira vil que tiende, repito, a manipular a quien lo lee. Las vacunas existen como tal desde el siglo XVIII cuando el investigador británico Edward Jenner encontró una forma de inmunización contra la viruela.

Precisamente el flagelo que por muchos siglos barrió con diversos poblados europeos, por cierto, la viruela que los conquistadores españoles llevaron al Nuevo Continente cuando lo descubrieron, se asentaron y lo conquistaron; nuestros antepasados indígenas no la padecían.

No ha sido fácil luchar contra el Variola virus, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo dio por erradicado del mundo desde la década de 1980.

Ahora bien, lo que la OMS viene precisamente alertando desde hace meses es de un brote de sarampión en Europa; aunque  hace unos días, Bill de Blasio, alcalde de Nueva York sorprendió con la noticia de declarar “el estado de emergencia de salud” debido a una manifestación importante de sarampión en varios barrios de Brooklyn.

Los lugares en cuestión, Borough Park y Wiiliamsburg, son zonas donde viven familias judías, el alcalde de Blasio anunció  multas de hasta mil dólares para las personas que se nieguen a vacunarse tanto ellos como a sus hijos. El Ayuntamiento neoyorquino ha reaccionado en pro de la salud pública obligando a la inmunización contra la enfermedad.

 ¿Qué es el sarampión? Una enfermedad peligrosa y potencialmente mortal que puede ser prevenida con la vacuna, provocada por un virus que se manifiesta con pequeñas manchas rojas por todo el cuerpo; fiebre alta, síntomas de catarro, tos seca y hasta los ojos inflamados.

A COLACIÓN

En Europa, la OMS lleva desde 2017 advirtiendo de un incremento en el número de casos de contagios por sarampión; de tal forma que el año pasado detectó un crecimiento exponencial de personas con sarampión sobre todo en Europa del Este.

En su informe “Sarampión en Europa récord de casos y de niños vacunados”, el organismo internacional señaló que si bien las tasas globales de vacunación han mejorado, la cobertura real es desigual. “Hay muchos países desprotegidos”.

Desde luego preocupa la tendencia al alza de los contagios en Europa, el año pasado se detectaron 82 mil 596 casos en 47 de los 49 países del continente. Fallecieron 72 personas.

Las vacunas son seguras y efectivas, hay que vacunarse que para eso están. Por sarampión, el año pasado murieron 100  mil personas a nivel mundial, la mayoría   menores de cinco años.

Hay que ser responsables e ir a inmunizarse y llevar a los bebés y a los niños hacerlo por el cuidado de la propia vida pero también por corresponsabilidad con la comunidad, con la colectividad, con la sociedad; por respeto a la salud pública.

Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales