La intención pasa por acelerar la transformación de los modos de producción y empoderar más al consumidor para que no compre productos plásticos y sea más ecológico. Nuevamente, no será nada fácil, ¿cómo se le dice a la mitad de la población mundial que está sumida en la pobreza que no contamine?

En la-1950 parteaguas medioambientalinvestigador y académico, es un enorme desafío al momento de crear nuevos hábitos de consumo entre la población y hacer mayores esfuerzos en pro de reducir la huella ecológica per cápita.

“El carbón es un caso paradigmático y la tecnología debería buscar los mecanismos para darle a la gente otra herramienta a fin de no depender más de éste”, dijo.

Lo entrevisté antes de la presentación de su libro “Presiones humanas, impactos ecológicos y respuesta sociales”, Rodríguez refirió que si bien el cambio climático es “irreversible” la acción del ser humano sí puede frenar “un poco su velocidad”.

¿Por qué para los científicos el cisma en el medioambiente parte desde 1950 a la fecha? En voz de Rodríguez porque coincide con varios elementos: “Si bien el inicio del cambio se relaciona con la Revolución Industrial del siglo XVIII ha sido hasta mediados del siglo pasado cuando el tamaño de la población y el comportamiento del conjunto de los indicadores ambientales, empezaron a manifestar su enorme correlación arrojando señales de un deterioro cada vez más acelerado”.

También, añadió el especialista, dicho parteaguas tiene un punto especial: la era nuclear dio inicio con las dos bombas atómicas arrojadas por Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto de 1945, respectivamente. Cuatro años después, la entonces URSS obtuvo la bomba nuclear.

El Boletín de los Científicos Atómicos (en inglés Bulletin of the Atomic Scientists) señala que en 2017, a nivel global, habían 9 mil 220 cabezas/ojivas nucleares.

Oficialmente son nueve los países que cuentan con esa capacidad de arsenal atómico-nuclear devastador lo suficientemente potente como para destruir seis veces el planeta Tierra: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte; lamentablemente han sucedido miles de pruebas nucleares desde 1945 a la fecha.

Si existe una correlación entre el crecimiento poblacional, el incremento en la producción para satisfacer la demanda demográfica y se ubica al CO2 y al carbón como factores de incidencia negativa en el cambio climático… poco se sabe del impacto real de toda la energía nuclear liberada debido a miles de pruebas realizadas.

Rodríguez lo pone como uno de los factores, pero los datos concretos siguen faltando y mientras el ser humano es coparticipe del cambio climático, los gobiernos y organismos internacionales son aún más responsables en cuanto al control de la energía nuclear y la necesidad de prohibir sus pruebas.

A COLACIÓN

Basta de hipocresía, los organismos internacionales y los gobiernos deben prohibir las pruebas nucleares si es que queremos conservar realmente el planeta que nos queda.

Yo asumo mi responsabilidad como consumidor para reducir mi huella ecológica, estoy comprando cada vez menos latas, menos plásticos y más vegetales, legumbres y hortalizas; reciclo, intercambio, reutilizo y trato de reducir mi generación de basura lo más posible, y no uso vehículo particular e intento no tirar papeles que vayan al mar sobre todo en el desagüe del baño.

Y estoy segura que usted amigo lector que lee este artículo también ha tomado conciencia en su vital participación para evitar un mayor deterioro del clima… y los gobiernos, ¿qué hacen? Corea del Norte esta semana volvió a realizar una prueba con misiles.

En versión del Council on Foreign Relations, la República Popular Democrática de Corea, tiene desarrolladas entre 10 a 20 poderosas armas nucleares y, al menos, en 2017 realizó sendas pruebas con un total de 23 cohetes de todos los tamaños lanzados y explosionados.

Hay islas, túneles en montañas o desiertos que son escenario de detonaciones nucleares y toda esa maligna energía no se atrapa queda liberada. La detonación de Corea del Norte de septiembre de 2017 fue tan devastadora que ladeó la montaña Mantap acompañada de un fuerte movimiento sísmico. Por el bien del medioambiente, del cambio climático y de la humanidad, detengan todas las pruebas nucleares.

Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales