La mexicana Paola Espinosa dijo que en esta ocasión tuvo que echar mano de la experiencia para sacar la prueba de trampolín de un metro, luego que es un salto que conoce bien y tiene calculado el momento preciso para entrar a la pileta.

En el salto de dos y media de holandés, la competidora sacó todo ese bagaje competitivo. Se quedó muy atrás del estribo y ya sin acción de impulso, sólo tuvo en sus piernas la fuerza para rescatarlo y de ser una ejecución de tres lo llevó a 7.

“Quedé muy atrás y saqué el clavado. A que ya me lo sé y que puedo reaccionar en menos de un segundo; por eso estoy muy contenta, conmigo, con mi trabajo y por todo lo que hice en esta prueba para aportar una medalla más para México”, expresó.

Indicó que a pesar de no ser una prueba olímpica, es parte del entrenamiento para las demás competencias, en donde se debe dejar el nervio a un lado y brindar el máximo.

“Es una prueba que sirve para conectar la mente con el cuerpo”, y eso fue lo que la medallista olímpica hizo en esta ocasión con el salto que, tal vez, es el que la ha costado un poco de trabajo y que al corregirlo la llevó al podio.

Lo hecho por Paola Espinosa esta noche en la fosa de la VIDENA para entrar al podio fue un aprendizaje, “porque no por llevar años de experiencia, ya no aprendo más», sino al contrario, aprende en cada una de sus competencias y con el objetivo principal, que es llegar a Tokio.

El trampolín de un metro es una prueba en la cual la mexicana ni esta enfocada al 100 por ciento y no por desdén, sino porque está fuera del programa olímpico, “fue experiencia, colmillo, ganas de querer hacer bien las cosas y no puedo decir otra cosa, más que estoy feliz”.