Brasil prohibió durante 60 días las quemas controladas para despejar maleza en la Amazonia, a fin de tratar de contrarrestar los devastadores incendios que han afectado la región.

El decreto oficial sobre la prohibición fue publicado este jueves, luego de intensas críticas al presidente, Jair Bolsonaro, por su manejo de la crisis.

La prohibición de quemas coincide con la temporada seca de la zona, cuando son comunes los incendios controlados a fin de despejar vegetación y contar con terrenos listos para la siembra. El decreto permite incendios en algunos casos, como los considerados beneficiosos para la vida silvestre y los realizados por indígenas para su subsistencia agrícola.

Esto debería de haber ocurrido hace mucho tiempo”, dijo Waldeglace Sousa Mota, trabajadora de un aeropuerto en la ciudad amazónica de Porto Velho. “Esto ayudará por este momento”.

Más gente, especialmente niños y ancianos, han estado padeciendo de males respiratorios en Porto Velho, donde el humo de los incendios opacó el cielo de la ciudad.

La medida prohibitiva ayudará a frenar los incendios pero su efecto podría ser “muy limitado” si la gente la ignora ahora que comienza la temporada alta de incendios, dijo Xiangming Xiao, botanista en la Universidad de Oklahoma, quien estudia la deforestación en la Amazonia. La mayoría de incendios en Brasil ocurren a fines de agosto, septiembre y principios de octubre, dijo.

En Brasil ocurrieron incendios legales e ilegales. Va a ser muy difícil identificarlos y separarlos”, dijo Xiao a la agencia AP.

Las leyes forestales brasileñas permiten ese tipo de quemas controladas, siempre y cuando se tenga la licencia correspondiente de las autoridades ambientales.

Este año aumentaron pronunciadamente los incendios controlados, suscitando sospechas de que los agricultores se vieron animados a quemar más ante le retórica de Bolsonaro en contra de las protecciones ambientales.

Bolsonaro ha insinuado que las ONGs están provocando los incendios a fin de desestabilizar su gobierno (risas).

Además, se peleó con el presidente francés Emmanuel Macron y otros líderes europeos que cuestionaron su compromiso para proteger el ecosistema amazónico.

El lío ha puesto en peligro una promesa de 20 millones de dólares de los países del G7 para proteger la selva tropical. Gran parte de los terrenos quemados ya habían sido deforestados, pero la ubicación de muchos incendios – al lado de regiones selváticas intactas – refleja el gran peligro de la deforestación.

La selva amazónica es vital para la salud del planeta en parte porque absorbe el dióxido de carbono de la atmósfera.