El presidente de Irak, Barham Salih, se negó este jueves a designar al candidato a primer ministro nominado por el bloque parlamentario respaldado por Irán y ofreció dimitir, hundiendo aún más al país en la incertidumbre política tras casi tres meses de protestas multitudinarias.

Salih dijo que no nombrará al gobernador de la provincia sureña de Basora, Asaad al-Eidani, como el próximo primer ministro del país “para evitar más derramamiento de sangre y para salvaguardar la paz civil”, según un comunicado emitido por su oficina.

Al-Eidani fue nominado el miércoles por el bloque Fatah, que incluye a líderes asociados con las Fuerzas de Movilización Popular, un grupo paramilitar que cuenta con respaldo de Irán. Su nominación fue inmediatamente rechazada por manifestantes iraquíes que salieron a las calles el miércoles para exigir un candidato independiente.

El 1 de octubre empezaron las protestas populares para exigir la salida de toda la clase política de Irak por corrupción y mala gestión. La agitación provocó la renuncia del exprimer ministro Adel Abdul-Mahdi el mes pasado. Más de 450 personas han muerto desde octubre, la gran mayoría de ellas manifestantes que fallecieron por disparos de las fuerzas de seguridad.

Las protestas, concentradas en Bagdad y el sur del país, de mayoría chií, han evolucionado a un levantamiento contra la influencia militar y política de Irán en el país.

Salih dijo que está preparado para presentar su renuncia al Parlamento y su negación a designar a al-Eidani podría ser interpretada como una violación a la Constitución. Aunque no renunció como tal, dijo en un comunicado dirigido al presidente del Parlamento que dejaría a consideración de los legisladores “lo que crean conveniente”.

De acuerdo con la Constitución, el Parlamento tiene siete días para aceptar o rechazar la renuncia del presidente antes de que entre en vigor automáticamente.