Al menos 38 casos de coronavirus entre reos y personal fueron registrados en penales de la Ciudad de Nueva York, incluido el famoso complejo carcelario de la isla Rikers, dijo el sábado la junta que supervisa el sistema penitenciario local.

En una carta dirigida a los líderes de justicia penal, la presidenta interina de la Junta Penitenciaria, Jacqueline Sherman, subrayó que al menos otras 58 personas estaban en observación en las unidades de enfermedades contagiosas y cuarentena.

“Es posible que esta gente haya estado en cientos de zonas residenciales y zonas comunes en las últimas semanas y en estrecho contacto con muchas otras personas en custodia y personal”, advirtió Sherman, que pronosticó un agudo incremento en el número de infecciones.

“La mejor medida para proteger a la comunidad de personas que viven y trabajan en las prisiones es reducir rápidamente su número”, agregó.

Sherman escribió que en los últimos seis días, la junta se enteró de que el coronavirus fue detectado a por lo menos 12 empleados del Departamento de Prisiones, cinco trabajadores de Servicios Penitenciarios de Salud y 21 presos.

La agencia penitenciaria de la ciudad y su proveedor de salud administrado por el ayuntamiento no respondieron a los mensajes en busca de declaraciones sobre la carta.

El viernes, el Departamento de Prisiones había informado que el coronavirus se había diagnosticado sólo a un preso y siete miembros del personal carcelario.

Nueva York ha minimizado sistemáticamente el número de infecciones, concluyó The Associated Press tras conversaciones con reclusos y exreclusos.

Más de 2,2 millones de personas están encarceladas en Estados Unidos más que en cualquier parte del mundo y aumentan los temores de que un brote pudiera propagarse con rapidez en la vasta red de prisiones federales y estatales, cárceles de condado y centros de detención.

La población carcelaria, que vive en espacios reducidos y a muchos de cuyos miembros se les cambia de lugar, registra altas tasas de problemas de salud, y en lo que toca a los ancianos y débiles, enfrentan altos riegos de complicaciones graves.

Debido a la limitada capacidad nacional para hacer pruebas de COVID-19, preocupa a hombres y mujeres dentro de las prisiones ser los últimos en recibir atención cuando muestran síntomas similares a la gripe, lo cual implica que algunos pudieran estar infectados sin saberlo.

Los primeros casos fueron detectados dentro de prisiones y cárceles hace poco más de una semana: menos de dos docenas de agentes y personal infectado en penales desde California y Michigan hasta Pensilvania.

En la mayoría de las personas, el nuevo coronavirus sólo causa síntomas leves o moderados, como fiebre y tos. En algunos, en especial los adultos mayores y personas con problemas de salud, puede causar problemas más severos, como neumonía o incluso la muerte.