Con mascarillas, las manos desinfectadas con gel y caminando en fila india a través de escáneres que les medían la temperatura. Así han regresado este miércoles a clase los 57.800 alumnos de 121 institutos de Wuhan que por fin han reabierto tras el control de la epidemia del coronavirus. Sus estragos han sido tan grandes, y más en esta ciudad donde estalló la enfermedad Covid-19 que ahora azota al planeta, que los estudiantes estaban incluso contentos de volver a las aulas. En enero, cuando se despidieron de sus amigos al empezar las vacaciones del Año Nuevo Lunar, pensaban que los volverían a ver al cabo de dos semanas. Pero han pasado cinco meses, de los que 76 días estuvieron confinados en sus casas desde que, el 23 de enero, las autoridades chinas cerraran Wuhan y el resto de la provincia para que la epidemia no se propagara al resto del país.

«Esta es la primera vez que estoy feliz de volver a clase, aunque tengo un examen mensual el día 8», escribía en su Weibo, copia del censurado Twitter, uno de los alumnos, según informa la agencia France Presse. En una larga galería de fotos, el periódico oficial «China Daily» retrataba esta «vuelta al cole» con todo lujo de detalles, incluyendo las pantallas mostrando la temperatura de los alumnos, los dispensadores de gel de manos y el espacio de un metro entre pupitres.

Como es norma en China, los estudiantes deben llevar la máscara en todo momento durante las clases, en las que no puede haber más de treinta personas. Para reducir los riesgos de contagio, las comidas son entregadas en tarteras selladas que los alumnos toman en sus pupitres, la única ocasión en que pueden quitarse las mascarillas. Con el fin de evitar peligrosas aglomeraciones, se han establecido turnos de entrada y salida para profesores y estudiantes.

Con esta reapertura de los institutos, limitada a los cursos superiores que tienen este año los exámenes de la Selectividad china, el temido «gao kao», la «zona cero» del coronavirus sigue avanzando hacia la normalidad tras el levantamiento de su cierre el 8 de abril. En otros lugares de China, menos castigados por la epidemia, las clases se retomaron el mes pasado y las grandes ciudades, como Pekín o Shanghái, permitieron la semana pasada la vuelta de los alumnos más mayores. Tras las vacaciones del Día del Trabajo, con un puente de cinco días festivos que ha visto una cierta recuperación del turismo doméstico, se espera la progresiva reincorporación del resto de estudiantes a los colegios.

Para ello, será fundamental que no haya rebrotes y se guarden estrictas medidas de seguridad, que serán más difíciles de aplicar en los cursos con alumnos más pequeños. Para guardar la distancia social, algunos colegios han recurrido a paneles separando los pupitres e incluso a gorros con orejeras extendidas como si fueran hélices que impiden acercarse a otros compañeros. Son las novedades lectivas del mundo pos-coronavirus, donde lo que no cambiará será la dura exigencia de los colegios chinos.