El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha firmado este viernes un decreto para convertir en mezquita la antigua basílica bizantina de Santa Sofía en Estambul, función que ya cumplió durante el Imperio Otomano.

El edificio, patrimonio de la humanidad, fue secularizado y convertido en museo en 1934 por una decreto ministerial que fue anulado hoy por una decisión del máximo tribunal administrativo turco, el Danistay.

La sentencia abría la vía para que la antigua iglesia volviera a utilizarse como mezquita, algo que será efectivo a partir de ahora mismo con el decreto presidencial, que transfiere la propiedad del edificio a la Diyanet, el organismo turco equivalente a un Ministerio de la Religión, del que dependen las mezquitas del país.

La Unesco, que registró el espacio como Patrimonio de la Humanidad en 1985, advirtió hoy mismo en una nota publicada en su web de que «cualquier modificación» del espacio «exige una notificación previa del Estado a la Unesco y, en caso necesario, un examen del Comité«.

Mientras, el gobierno y toda la plana política de Grecia calificaron este viernes de «desafío» la decisión de convertir en mezquita a Santa Sofía.

La Ministra de Cultura, Lina Mendoni, aseguró que la decisión del Tribunal Supremo Administrativo turco de cambiar el estado de la antigua basílica ortodoxa y desde 1934 museo es un «desafío evidente a todo el mundo civilizado que reconoce el valor único y la universalidad del monumento«.

La decisión de la corte es el «resultado de la voluntad política» del presidente Erdogan y «confirma que no hay justicia independiente en Turquía«, sobre todo cuando el mismo tribunal rechazó el intento de islamizar el templo hace tan solo unos años, señaló Mendoni tras conocerse el veredicto del tribunal.

A su juicio, el nacionalismo mostrado por Erdogan hace retroceder a su país seis siglos.

La Iglesia ortodoxa rusa lamentó este viernes la decisión turca de convertir en mezquita la antigua basílica y advirtió de que este paso puede tener «graves consecuencias» para la civilización humana.

«Se trata de un hecho que puede tener serias consecuencias para toda la civilización humana«, dijo Nikolái Balashov, portavoz de la Iglesia rusa, citado por la agencia Interfax.

Agregó que la decisión de convertir Santa Sofía en una mezquita ha generado una «profunda tristeza» entre los fieles ortodoxos.

«Estoy convencido de que eso tendrá repercusiones negativas para la paz interreligiosa y el entendimiento entre los pueblos, incluidos los de Rusia y Turquía«, opinó el clérigo.