Las autoridades sirias acusaron este lunes a Turquía del corte del suministro de agua potable desde hace dos semana en la estación de Allouk, en la provincia nororiental de Al Hasaka, en medio de la preocupación por las altas temperaturas que se registran y la COVID-19.
El director general de la Institución hídrica de Al Hasaka, Mahmoud al Okla, explicó a Efe que la provincia, con casi un millón de habitantes, «sufre por decimocuarto día la interrupción de agua potable en medio de las trágicas condiciones que viven, además de las altas temperaturas y el temor la propagación de coronavirus».
Turquía cortó hace dos semanas el bombeo de agua en la estación de Allouk en la ciudad de Ras al Ain, ocupada desde el pasado octubre por las tropas de Ankara, que abastece de agua potable a la ciudad de Al Hasaka, dominada por el Gobierno sirio, y su periferia, controlada por los kurdosirios.
«Desde el 10 de septiembre de 2019, esta es la decimotercera vez que se corta el suministro de agua potable» en Al Hasaka, recordó Al Okla.
El Ministerio de Exteriores sirio condenó hoy en un comunicado la interrupción del bombeo y lo consideró «un crimen», ya que «utilizan el agua como arma de guerra contra civiles, mujeres, mayores y niños sirios».
Añadió que las organizaciones humanitarias internacionales y los oficiales de la provincia «han asumido sus responsabilidades para hacer frente a la catástrofe, asegurando el agua potable para la mayoría de los ciudadanos».
«Ha llegado el momento de que se acabe la ocupación», según la nota.
Ankara lanzó una ofensiva el pasado octubre y en dos semanas consiguió que los kurdosirios se retiraran del territorio que controlaban entre Ras al Ain y Tal Abiad, asegurando una zona controlada ahora por Turquía y a la que tiene acceso Rusia, respaldada por Damasco, en virtud de un acuerdo entre ambos países.
Desde entonces, la interrupción del suministro de agua potable por parte de Ankara es habitual, como denuncian las autoridades sirias.