El Ministerio tunecino de Educación precisó hoy las recomendaciones de la comisión científica de lucha contra el coronavirus al anunciar que el uso de mascarillas en los colegios e institutos públicos será obligatorio para los niños mayores de doce años.

En declaraciones a la prensa, el ministro de Educación en funciones, Mohamad Hamdi, reveló, asimismo, que las vacaciones escolares se acortarán este año para tratar de recuperar las clases perdidas durante los cuatro meses que el país se confinó.

El responsable presidió este jueves la firma del protocolo sanitario general contra la COVID-19 para el curso escolar 2020-2021 en compañía de sus colegas al frente de los ministerios de Salud, Asuntos Sociales, Educación Superior e Investigación Científica, Formación Profesional y Empleo, Mujeres, Familia, Infancia y Tercera Edad y Asuntos Religiosos.

Realizado por un equipo de especialistas del departamento de medicina escolar y universitaria dependiente dinisterio de salud, sociedades científicas y sociedad civil, además de representantes de los ministerios correspondientes, el protocolo se implementará en todos los establecimientos educativos y de formación, además de comedores, hogares, medios de transporte escolar y centros de medicina escolares y universitarios.

El protocolo prevé el uso obligatorio de mascarillas por parte de todos los trabajadores en los espacios educativos, docentes y formativos, pero libera de ellos a los menores de 12 años «porque la mayoría de los estudios científicos realizados no han demostrado la posibilidad de contaminación por este grupo de edad».

Incluye, asimismo, medidas de control y cuarentena de los casos sospechosos, desinfección de los espacios una o dos veces al día como mínimo y la organización de campañas de sensibilización dirigidas a estudiantes a los que se les proporcionará la asistencia psicológica necesaria.

Hamdi confirmó, asimismo, que el año escolar arrancará como estaba previsto 15 de septiembre mientras que el académico lo hará entre 1 al 28 de septiembre, aunque advirtió de que «en caso de que surjan nuevos acontecimientos en el futuro, las fechas no son sagradas».

Los contagios en Túnez, el país menos afectado del norte de África por la COVID-19, se han duplicado desde que el pasado 27 de junio reabriera sus fronteras.

Desde entonces se han detectado cerca de 1.500 nuevos positivos y 15 decesos, en su mayoría en las zonas rurales del sur, pero también en las zonas de vacaciones de la costa y en algunos barrios de la periferia de la capital.

La situación más preocupante corresponde a las provincias meridionales de Gabes y Hama, donde las autoridades han tenido que recuperar restricciones de movimiento, como el toque de queda.

A principios de mes, las autoridades achacaron el aumento de los contagios a los ‘casos importados’ y establecieron una lista para clasificar los países respecto a su riesgo de contagio, pese a que el 66 por ciento de las infecciones son locales.

Desde el pasado lunes, todo viajero tiene que presentar un PCR negativo pero solo los procedentes de países naranja o rojo tienen obligación además de cuarentena: los primeros de forma autónoma y los segundos en hoteles y centros designados por las autoridades locales. España está en la lista roja junto con todos los países latinoamericanos, menos Uruguay, Cuba y Nicaragua que están en la naranja.