Los estudiantes tailandeses, que este fin de semana saldrán de nuevo a protestar en Bangkok, han roto un tabú al poner sobre la mesa el debate de la reforma de la monarquía, un desafío a las élites conservadoras no exento de peligro.

Los estudiantes, que llegaron a congregar al menos a 10.000 personas el pasado 16 de agosto, esperan superar esa cifra este sábado con una protesta en la Universidad de Thammasat, que continuará toda la noche y al día siguiente.

Entre sus demandas se incluyen una reforma de la Constitución y la disolución del Parlamento, que consideran herederos de la antigua junta militar (2014-2019).

Sin embargo, la petición más espinosa es limitar el poder de la monarquía, sometiéndola a mayores controles constitucionales y acabar con la ley de lesa majestad que castiga con hasta 15 años de cárcel a quien critique a la familia real, entre otras medidas.

POLÉMICAS EN TORNO AL REY

Además del debate en las redes sociales, los tailandeses han empezado a debatir sobre la monarquía en lugares públicos y hasta algunos han dejado de levantarse cuando suena el himno real en los cines, algo impensable hasta ahora.

El actual monarca, Vajiralongkorn, no ha heredado el carisma ni el respeto que despertaba su padre, el fallecido Bhumibol Adulyadej, y además pasa gran parte del año en Alemania, lo que ha generado críticas durante la pandemia.

En medio de este ambiente de protesta, el Parlamento tiene previsto aprobar un aumento del 16 % del presupuesto de la casa real hasta los 8.980 millones de baht (288,4 millones de dólares o 243,6 millones de euros), lo que incluye el mantenimiento de una flota de 38 aviones y helicópteros.

Se trata de un polémico incremento en medio de una recesión económica debido a la pandemia en Tailandia, cuya economía está previsto que caiga este año más del 8 %.

RUPTURA GENERACIONAL

Desde hace décadas, nadie se ha atrevido a pedir públicamente una reforma de la monarquía, lo que supone una ruptura generacional entre los universitarios y sus padres, muchos de ellos en contra de este debate.

«Hemos roto el techo… Los pájaros están volando en el cielo. ¿Hasta qué altura podrán volar? Tenemos que esperar y ver», dijo en una rueda de prensa reciente Parit «Penguin» Chaiwarak, uno de los líderes estudiantiles en Thammasat, en referencia a sus reivindicaciones.

Además de los castigos penales, las consecuencias para los críticos con la monarquía han supuesto en ocasiones el exilio o algo peor.

En los últimos años, al menos ocho activistas acusados de lesa majestad han desaparecido en Laos y Camboya y los cadáveres de dos de ellos fueron encontrados en el río Mekong.

«El debate y discusión sobre la monarquía en Tailandia no es nuevo. Ha estado silenciado desde la masacre de Thammasat el 6 de octubre de 1976», explicó a Efe Kan Yuenyong, analista de Siam Intelligence Unit.

En aquellas protestas al menos un centenar de estudiantes fueron linchados y asesinados por los soldados y grupos ultraderechistas en medio de las movilizaciones prodemocráticas.

CRÍTICAS SIN MIEDO

Sin embargo, Kan opinó que si el Gobierno del primer ministro, Prayut Chan-ocha, recurre a la violencia para reprimir a los manifestantes perderá «su legitimidad muy rápidamente», lo que crearía una crisis política.

«Las protestas recientes de los manifestantes son vistas como la voz de una generación joven sin intereses políticos (…), así que el público considera estas protestas como muy legítimas», precisó el analista.

Kan añadió que algunos estudiantes llevan años haciendo campaña para reformar la educación y por los derechos humanos, pero luego fueron más allá y empezaron a criticar la monarquía y a los militares en las redes sociales sin mostrar miedo.

Las recientes movilizaciones estudiantiles comenzaron a principios de año para protestar por la disolución por orden judicial de Anakot Mai (Nuevo Futuro), un emergente partido opositor con un gran apoyo entre los jóvenes por su agenda progresista.

DIEZ PUNTOS PARA UNA REFORMA

Tras una pausa por la pandemia, volvieron a las calles en julio y el 10 de agosto los manifestantes de Thammasat leyeron por vez primera una lista con diez peticiones para reformar la monarquía y reducir su influencia política.

Entre cosas, afirmaron que Vajiralongkorn, que subió al trono en 2016, ha ampliado su control sobre unidades del Ejército y el vasto patrimonio de la casa real, valorado en unos 35.000 millones de dólares (unos 31.000 millones de euros).

Con siete hijos de varios matrimonios, el rey se divorció en 2014 de su tercera mujer, Srirasmi, y varios familiares de ella, incluidos sus padres y hermanos, fueron enviados a prisión por usar la imagen de la casa real en su beneficio.

El año pasado, Vajiralongkorn se casó con una antigua azafata, Suthida, a la que convirtió en reina y unos meses después presentó oficialmente a su consorte real, Sineenat Wongvajirapakdi.

Aunque Bhumibol se labró una imagen más popular, los estudiantes recordaron que sancionó cada Gobierno militar que salió de los numerosos golpes de Estado en el país, que ha vivido 13 desde el fin de la monarquía absoluta en 1932.