Ernesto Herrera, nacido en la Ciudad de México, pero afincado en Madrid, España, se convirtió en el primer mexicano en recibir la dosis de una vacuna experimental en fase 2 contra el covid-19.

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Según apunta El Universal, tras prepararse en México y conocer Cuba y Alemania, Ernesto hizo una vida en España, donde tiene dos hijos adolescentes, es director de fotografía y hace cine y campañas además de filmar películas.

Luego de que el ministerio de sanidad español iniciaba el reclutamiento de ciudadanos para aplicarles la vacuna experimental junto al laboratorio Janssen, parte de Johnson & Johnson, llamó al Hospital La Princesa -uno de los lugares en los que se haría la prueba- dejó sus datos y fue registrado en una lista para ser uno de los 190 ciudadanos españoles en los que se probaría el compuesto.

Así Ernesto tomó parte de una reunión en la que conoció todos los detalles de la creación de la vacuna y el ensayo y también fue advertido que pese a ser un fármaco ya probado, este podría tener efectos secundarios.

No se sabe si va a funcionar o si te va a ir peor, es decir, que salga peor el remedio que la enfermedad y tampoco acudes por dinero, porque no pagan por participar en este experimento, es una cuestión de voluntad”, comentó Ernesto a El Universal.

Yo tengo muchos motivos como aliciente porque mi hermana, que ha trabajado en laboratorios farmacéuticos le insistió hasta que pudo que no lo hiciera, pero yo me he mantenido bastante firme porque creo que tengo que dar una lección a mis hijos, yo no quiero ser profesor de nadie, pero de mis hijos sí, y es una lección de solidaridad humana, yo creo mucho en ello.

Yo participé mucho en política y me ha dejado que hay que ser solidario y no intentar hacer lo que hacen los políticos que te dicen que van a ayudar y al final se les olvida la gente. Yo no soy político, pero soy un ser humano y pertenezco a la sociedad y participo como puedo y esta es una manera de participar”, describió.

Y llegó el día, Ernesto recibió la vacuna el miércoles, en la misma zona en la que se inyecta la de la tuberculosis, la parte superior del brazo izquierdo. Previamente, fue objeto de pruebas médicas, pues entre los requisitos figura el no haber tenido covid.

Tras la aplicación, solo ha reportado dolor en el brazo por dos días pero sin otros efectos secundarios, y debe acudir cada 8 días a la clínica a una revisión en la sangre para detectar sí generó anticuerpos o inmunidad o desarrolló alguna otra enfermedad.