La imagen de un activista francófono llevándose una estatua de un museo holandés para denunciar el saqueo artístico de África dio la vuelta al mundo este verano. El Consejo de Cultura de Países Bajos respalda ahora su reivindicación: el patrimonio colonial es una «injusticia histórica» y debe devolverse sin condiciones.

Como muchos países occidentales, los holandeses se hicieron con innumerables obras de arte al conquistar otros territorios, entre principios del siglo XVII, cuando los primeros barcos con bandera neerlandesa zarparon hacia Asia, y 1975, cuando la entonces Guayana Neerlandesa, en Sudamérica, pasó a ser la República de Surinam.

El Consejo de Cultura, órgano asesor legal del Gobierno en cuestiones culturales, calcula que hay cientos de miles de objetos coloniales repartidos por colecciones de los museos de Países Bajos: espadas, banderas, objetos religiosos, estatuas, pinturas, joyas, documentos, piezas de cerámica, armadura e incluso restos humanos.

«VIVA ÁFRICA LIBRE»

Son muchos los países y los individuos que están ahora tratando de recuperar las piezas que denuncian que fueron saqueadas. En septiembre, cinco activistas francófonos fueron arrestados por la Policía holandesa cuando trataron de robar una estatua congoleña del Museo Afrika, en la ciudad de Berg en Dal.

La acción fue retransmitida en Youtube, bajo el título «Recuperando nuestra herencia»: uno de los activistas tomó la estatua y salió con ella en brazos al grito de «Viva África libre» y explicando que trataba de «recuperar» una estatua religiosa que había sido «robada» por los «holandeses y portugueses», y cuando los evangelistas difundían la fe cristiana en África.

«Este museo fue creado en los sesenta y todas sus piezas fueron robadas de África bajo la colonización y la esclavitud. Nunca le pediremos al ladrón su permiso para recuperar lo que robó. Hemos venido a devolver el alma de África«, aseguró el activista congoleño Mwazulu Siwa Lemba.

INJUSTICIA HISTÓRICA IRREVERSIBLE

El Consejo emitió ahora, dos meses después de ese incidente, un informe consultivo en el que insta al Ministerio de Cultura a devolver a los países de origen el patrimonio de las antiguas colonias neerlandesas, siempre que se pueda demostrar «con certeza razonable» que estos estados «han perdido esas piezas de forma involuntaria».

«No hay forma de revertir la injusticia histórica que tuvo lugar durante el pasado colonial, pero se puede hacer una contribución asumiendo la responsabilidad de ese pasado cuando se trata de objetos coloniales», dijo el organismo.

No obstante, cree que hay que ir más allá del «pasado colonial propio» y considerar las solicitudes de devolución hechas por parte de antiguas colonias no neerlandesas, «sobre todo si (las piezas) tienen una importancia cultural, histórica o religiosa especial para el país de origen», aunque en estos casos, la devolución se haría con condiciones.

SIN CAER EN NEOCOLONIALISMOS

Esta institución establece que «el primer paso es reconocer que haberse hecho con bienes culturales en contra de su voluntad ha perjudicado a la población indígena de las zonas colonizadas», y para corregir dicha injusticia, se debe hacer una «restitución incondicional».

Tras un reconocimiento oficial del daño causado, se debe empezar a dialogar con los países donde los neerlandeses ejercieron la autoridad colonial, en especial Indonesia, Surinam y las islas del Caribe, evitando «una repetición neocolonial del pasado en la que las propias opiniones, sentimientos, normas y valores son los principios rectores de la acción».

El Estado, propietario de gran parte de estas colecciones, determinará si se devuelven o no, aunque el Consejo recomienda contar con la asistencia de un comité asesor independiente y un centro de conocimientos especializado para investigar el origen de cada objeto, analizar las solicitudes de devolución y crear una base de datos.

Los museos también deben investigar la procedencia de sus objetos coloniales para acelerar el proceso, porque las solicitudes se acumulan. En 1980, Sri Lanka pidió la devolución de un cañón del reino Kandy, hecho de bronce y plata, y decorado con rubíes, una de las obras maestras propiedad del Rijksmuseum, pero el arma sigue en Países Bajos.

DISPUESTOS A COLABORAR

Stijn Schoonderwoerd, director del Museo Nacional de Culturas del Mundo, que reúne a varios museos de Países Bajos, consideró el informe como «un gran paso adelante» y pidió al Gobierno holandés convertir esto «en una política oficial a corto plazo».

«Con esto, Países Bajos asume su responsabilidad reconociendo la injusticia y haciendo posible la devolución (de piezas). Creemos que es justo que el comité asesor también ofrezca la posibilidad de reclamar objetos de importancia cultural, religiosa o nacional que no hayan implicado la pérdida involuntaria», dice Schoonderwoerd en un comunicado.

Este museo suma una colección de 450.000 objetos de todo el mundo, como unos pendientes de finales del siglo XIX de miembros de la corte de Tabanan, uno de los reinos de Bali, que más tarde pasó a formar parte de la entonces colonia de las Indias Holandesas.

El Rijksmuseum tiene también unos 4.000 objetos con un vínculos coloniales. «Vemos la historia con otros ojos, así que también vemos la colección con otros ojos, y lo que vemos nos inquieta», añadió la jefa del departamento de historia del museo, y una de las autoras del informe, Valika Smeulders.