Centenares de agentes de policía franceses participaron este lunes en movilizaciones por todo el país para exigir medidas tras el ataque a una comisaria cercana a París en la madrugada del domingo.

«Nuestra seguridad tiene un precio», denunciaba la pancarta desplegada por unos 30 miembros de la fuerza policial este mediodía frente a la comisaría de Champigny-sur-Marne, donde tuvo lugar el ataque por unas 40 personas equipadas con fuegos artificiales y barras de hierro.

Un centenar de agentes se movilizaron en Montpellier y otro en Nancy, ochenta en Tours, y cantidades menores en otras decena de ciudades, según el canal francés. «Policías atacados, ciudadanos en peligro», señalaba la pancarta de la concentración ante la prefectura de policía de París.

«Estuvimos al borde de una tragedia, me dijeron mis colegas, casi mueren», denunció un policía después del ataque en declaraciones recogidas por el canal de noticias BFM-TV

«Somos odiados, eso no es nada nuevo. La parte de la población que ya tenía cierta desconfianza en la policía se ha radicalizado», recalcó al mismo medio Grégory Joron, el secretario general adjunto del sindicato SGP-Police.

El ataque de este fin de semana fue fuertemente condenado por la clase política y el Gobierno, que dio todo su apoyo a la policía.

Los sindicatos policiales se reunirán mañana, martes, con el ministro del Interior, Gérald Darmanin, y el jueves con el presidente Emmanuel Macron. «Esperamos que el presidente de la República pueda tranquilizarnos y darnos respuestas concretas», declaró Joron.

«Depende del jefe de Gobierno y del presidente el poder devolver la autoridad a la policía y asegurar que somos respetados», subrayó el responsable sindical.

El ministro del Interior ya avanzó el domingo que el Gobierno desea prohibir por ley la venta al público de algunos tipos de fuegos artificiales, que puedan ser calificados como un arma.

«Pueden herir y matar, y es necesario que paremos y penalicemos su venta por internet que no esté destinada a los profesionales», recalcó Darmanin en una visita a la comisaría atacada.