Al menos siete personas murieron y numerosas viviendas e infraestructuras quedaron dañadas este domingo debido a los vientos y lluvias torrenciales provocados por el tifón Goni en el norte de Filipinas.

El Departamento de Defensa Nacional indicó que las víctimas mortales ocurrieron en la región de Bicol, en el noreste del país, mientras que unas 390.200 personas han sido desplazadas, más de 49.000 fuera de los centros de evacuación, según el canal televisivo GMA.

Goni, el tifón más fuerte del año en Filipinas, tocó tierra de madrugada con vientos de 225 kilómetros por hora, al nivel de un supertifón, pero luego perdió intensidad con vientos de 125 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 170, según Pagasa, la agencia de meteorología filipina.

El tifón, que traía vientos «destructivos» y se movía de este a oeste, ha causado inundaciones y corrimientos de tierra, principalmente en la isla de Luzón, afectada también este domingo por la tormenta tropical Atsani.

Esta isla es la más poblada de Filipinas, con cerca de la mitad de los 108 millones de habitantes del archipiélago, y también su motor económico, ahora muy afectado por las restricciones de la pandemia de la covid-19, que ha causado más de 383.000 contagios y más de 7.200 muertos.

Al menos 22 personas murieron al paso hace una semana de Molave, el último tifón en Filipinas que también ha causado estragos en Vietnam.

Un promedio de 20 tifones azotan Filipinas cada año y el más destructivo fue el supertifón Haiyan, que en noviembre de 2013 golpeó las islas de Samar y Leyte, matando a unas 7.000 personas y dejando a 200.000 familias sin hogar.

Haiyan golpeó con vientos de hasta 230 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 315 kilómetros por hora.