Las autoridades de Sri Lanka consideraron este martes todo un éxito la operación de rescate de unas 120 ballenas piloto de aleta corta que encallaron el lunes en la costa del país, y que fueron devueltas al mar con la ayuda de cientos de voluntarios y la coordinación de la Marina.

«Fuimos capaces de salvar a estos animales porque todo el mundo actuó a tiempo, la operación ha sido un éxito», dijo a Efe el portavoz de la Marina esrilanquesa, Indika de Silva.

Se trata de uno de los incidentes más graves de este tipo registrados en la isla y, aunque al menos cuatro ejemplares han fallecido, las autoridades destacan que la situación podría haber acabado mucho peor.

Los vecinos de la playa de Panadura, en la costa occidental de Sri Lanka y a unos treinta kilómetros al sur de Colombo, descubrieron el lunes por la tarde a decenas de estos mamíferos marinos varados en la arena.

A pesar de que la región se encuentra bajo estrictas restricciones para controlar la expansión del coronavirus, cientos de voluntarios se unieron a las labores de rescate lideradas por los guardacostas y la marina.

«No fue tarea fácil, las olas venían con fuerza y era difícil devolver a las ballenas a aguas profundas», explicó a Efe Madhuka Sandun, un residente de Panadura de 32 años de edad.

A juicio de Sandun, que explicó que es la primera vez que ve ballenas en la zona, la mayor parte de las ballenas que alcanzaron la costa se encontraban en buen estado físico y estaban dispuestas a volver al mar.

«Fue una experiencia nueva para mí, hicimos todo lo que pudimos para salvar a estos animales», dijo.

Las aguas esrilanquesas son hogar de ballenas piloto, una especie que se puede encontrar en otras partes del globo y que disfruta tanto del trópico como de aguas templadas, y que suelen verse afectadas por el sónar de los barcos pesqueros.

La bióloga marina Asha de Vos, que ayudó a los voluntarios a dirigir a las ballenas más allá de los arrecifes, explicó a Efe que fue «una operación muy dura».

«Observé que cuando los animales quedan varados normalmente se encuentran sobre el costado, lo que significa que sus orificios nasales se encuentran sumergidos y no pueden respirar», explicó Vos.

De Vos y la Marina esrilanquesa coincidieron en apuntar a que el incidente podría haber sido causado por un miembro descarriado del grupo.

«El grupo siguió a una ballena desesperada que había perdido su ruta», explicó la Marina en un comunicado de prensa.

El Departamento de Conservación de la Fauna (DWC, en inglés) está investigando los cadáveres de las ballenas piloto muertas para esclarecer las causas del incidente.