El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, advirtió hoy sobre una ofensiva «final» en los próximos días contra Tigray, tras vencer el ultimátum que dio la semana pasada a las rebeldes fuerzas tigriñas para rendirse en esa región, donde más de 34.000 etíopes han cruzado a Sudán huyendo de la guerra.

«El plazo de tres días fijado a las fuerzas especiales y la milicia de Tigray para defenderse y defender a su pueblo en lugar de llevar a cabo las intenciones de la codiciosa junta terminó hoy», afirmó Abiy, en alusión al Frente de Liberación de Tigray (TPLF), partido que gobierna la región, fronteriza con Eritrea y Sudán.

«Una vez vencido el plazo, la acción ejecutiva final se llevará a cabo en los próximos días», agregó el primer ministro en un mensaje publicado en su página de Facebook.

En casi dos semanas, el conflicto ha causado cientos de muertos, incluidos civiles, según Amnistía Internacional (AI), que la semana pasada denunció una «masacre» perpetrada el 9 de noviembre en la urbe de Mai-Kadra, en el suroeste de Tigray.

AI confirmó que «decenas, probablemente incluso cientos de civiles», fueron apuñalados esa noche y, según los relatos de varios testigos, milicias del TPLF habrían sido las responsables, si bien el gobierno tigriña ha negado cualquier implicación en ese suceso.

UN NOBEL DE LA PAZ QUE HACE LA GUERRA

Abiy, ganador del Premio Nobel de la Paz de 2019, sigue rechazando las peticiones internacionales de diálogo y cese de la hostilidades, que comenzaron el pasado día 4, cuando ordenó una ofensiva militar contra el TPLF en represalia por un ataque de fuerzas tigriñas a una base del Ejército etíope en la región.

Países africanos como Kenia (fronteriza con el sur de Etiopía), Yibuti (colindante con el norte de Etiopía) y Uganda han pedido una solución pacífica, pero el Ejecutivo de Adís Abeba rechaza esa vía al considerar que el TPLF ha violado el orden constitucional.

Medios nigerianos publicaron ayer que el expresidente de ese país Olusegun Obasanjo (1999-2007) se disponía a viajar a Adís Abeba como mediador.

El secretario de Estado etíope de Exteriores, Redwan Hussen, confirmó hoy a Efe que Obasanjo se encuentra en la capital de Etiopía, pero negó rotundamente que haya viajado como mediador.

«He oído que está en la ciudad. Sin embargo, no tiene conexión con una mediación porque no habrá ninguna. Recuerde que él también posee negocios aquí», zanjó Redwan.

La guerra está también erosionando a pasos agigantados la reputación internacional de Abiy como hombre de paz. De hecho, el Comité Noruego del Nobel, que le concedió el año pasado el Nobel de la Paz, se declaró hoy «profundamente preocupado» por el conflicto.

«Es responsabilidad de todas las partes involucradas poner fin a la escalada de violencia y resolver los desacuerdos y conflictos por medios pacíficos», afirmó el secretario del Comité, Olav Njolstad, en un comunicado de prensa.

MÁS DE 34.000 REFUGIADOS ETÍOPES EN SUDÁN

El conflicto, que se extendió a la vecina Eritrea -aliada de Etiopía- después de que el TPLF atacara su capital, Asmara, este sábado, está causando una crisis humanitaria que ha empujado a más de 34.000 etíopes a huir a Sudán, según declaró hoy a Efe el director de la Comisión de Asuntos de Refugiados sudanesa, Abdulá Suleimán.

Suleimán indicó la semana pasada que esperaban que la afluencia de refugiados desde el país vecino podía llegar hasta los 100.000 y este lunes el gobernador de Qadarif, Suleimán Alí, advirtió de que la situación podría provocar una «catástrofe humanitaria».

En una rueda de prensa en Ginebra, el portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Babar Baloch, alertó hoy de que se gesta «una crisis humanitaria a gran escala a medida que miles de refugiados huyen de los combates en curso en la región de Tigray en Etiopía todos los días para buscar seguridad en el este de Sudán«.

Se trata, añadió Baloch, de «una afluencia no vista en las últimas dos décadas en esta parte del país».

A ese respecto, el primer ministro etíope declaró a última hora del lunes en su cuenta de la red social Twitter que «el Gobierno etíope está listo para recibir y reintegrar a nuestros compatriotas que huyen a países vecinos».

«Prometemos a nuestros civiles inocentes que han huido proteger sus bienes, permitir el apoyo humanitario de la ENDF (Fuerza Etíope de Defensa Nacional, nombre de la Fuerzas Armadas de Etiopía) y garantizar su paz a su regreso», agregó Abiy.

Mientras continúa la presión militar, la Procuraduría General de Etiopía ordenó hoy el bloqueo de las cuentas bancarias de 34 empresas comerciales afiliadas al TPLF, informó la televisión estatal etíope EBC.

Tigray permanece aislada y con las telecomunicaciones cortadas desde el inicio de esta guerra, por lo que resulta difícil la verificación independiente de información.

El contencioso entre Tigray y el Gobierno federal venía agravándose desde hace meses, con el retraso indefinido de las elecciones generales que se debían celebrar el pasado agosto en Etiopía como punto de inflexión.

Tras el aplazamiento de las elecciones por la covid-19, el TPLF celebró el pasado septiembre sus propios comicios parlamentarios, que el Gobierno central considera ilegales, de ahí que ahora quiera restablecer en Tigray el «orden constitucional».

Además, desde el 5 de octubre, fecha en la que teóricamente vencía el mandato de Abiy, el gobierno de Tigray no reconoce autoridad alguna del Ejecutivo federal.