La tormenta tropical Iota se disipó este miércoles pero continúa amenazando con fuertes lluvias, inundaciones y deslizamientos de tierra a Centroamérica después de causar al menos una decena de muertes y destrucción en esa región y en la isla colombiana de San Andrés.

Iota, que tocó tierra la noche del lunes como un poderoso huracán de categoría 4 en Nicaragua, ha causado la muerte de al menos ocho personas en ese país y otras dos en Colombia.

El sistema se encontraba a unas 20 millas (35 km) al noroeste de San Salvador, El Salvador, y presentaba vientos máximos sostenidos de 30 millas por hora (45 km), según el más reciente boletín del Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés) de Estados Unidos.

Los remanentes de Iota se mueven a unas 12 millas por hora (19 km) hacia el oeste y pueden aún producir acumulaciones adicionales de lluvia hasta el jueves en Honduras, Guatemala, Nicaragua, El Salvador y el sur de Belice de hasta 8 pulgadas (unos 20 centímetros).

De igual forma, los meteorólogos del NHC, con sede en Miami, advirtieron de posibles resacas y corrientes marinas que afectarán la mayoría de la costa de Centroamérica y la Península de Yucatán durante las próximas 24 horas.

Iota tocó tierra apenas dos semanas después de que Eta, un huracán de categoría 4 lo hiciera en Nicaragua el 3 de noviembre pasado.

Eta llegó el 4 de noviembre como depresión tropical a Honduras y causó lluvias en el istmo que dejaron al menos 144 muertos, 120 desaparecidos y destrucción y suelos saturados de agua y más proclives a deslaves.

Entre tanto, los estragos causados por Iota, que ya suman al menos 8 muertos en Nicaragua, aún no han sido contabilizados.

En Colombia, el devastador paso del huracán Iota dejó al menos dos muertos y un desaparecido en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

Hasta ahora ha habido 30 tormentas tropicales con nombre, de las cuales 13 han sido huracanes y, de estos, 6 han sido mayores.

Queda hasta el 30 de noviembre para que se acabe oficialmente la temporada de huracanes en el Atlántico, que este año ha registrado una actividad por encima de lo normal.