Varios expertos en medio ambiente y activistas indígenas lanzaron este miércoles un nuevo llamado para proteger las selvas tropicales y los pueblos indígenas que las habitan para que «puedan salvar nuestra existencia» previniendo el cambio climático o alejando el peligro de una nueva pandemia viral como la covid-19.

La Universidad de Columbia organizó este miércoles una conferencia telemática sobre los peligros y los retos a los que se enfrentan las selvas tropicales y las comunidades que los habitan, así como las consecuencias de la continua deforestación causada por la agricultura y la industrialización, en el marco de un serie de actividades para recordar el quinto aniversario del Acuerdo sobre el Clima de París, adoptado el 12 de diciembre de 2015.

El presidente del centro de investigación estadounidense Alianza EcoHealth, Peter Daszak, sostuvo que hay cada vez un mayor riesgo de que pueda ocurrir una nueva pandemia, debido a que los virus potenciales que podrían provocarla son portados por animales que viven en estas regiones donde cada vez hay una mayor explotación y presencia humana y, por lo tanto, una mayor posibilidad de transmisión.

BARRERAS CONTRA UNA NUEVA PANDEMIA

Tenemos muy buena evidencia de que el riesgo de pandemia está aumentando debido a que nuestras actividades en el planeta están aumentando a un ritmo exponencial (…) Estamos expandiendo la agricultura, estamos expandiendo nuestro desarrollo para producir bienes de consumo y hay una cadena de consumo que comienza, a menudo, en los países más ricos», dijo Daszak.

El experto puso como ejemplo el aceite de palma, pero también los productos relacionados con la vida salvaje. En este sentido, subrayó que la caza de animales salvajes «es un modo de vida de las comunidades locales y de los pueblos indígenas de todo el mundo», pero advirtió de que «ahora (esta caza) se está industrializando».

Con esta deforestación, sostiene Daszak, se están desmoronando las barreras que protegen al ser humano de las posibles infecciones de los animales salvajes, por lo que «los pueblos indígenas realmente controlan ese riesgo, van a salvar nuestra existencia futura».

LA RESPONSABILIDAD DE LOS CONSUMIDORES

La profesora de Ecología Humana de la Universidad de Rutgers Pamela McElwee, además de responsabilizar a gobiernos y grandes corporativas, quiso llamar la atención sobre el papel de los ciudadanos en la desforestación y llamó a cambiar los hábitos de consumo.

«Como consumidor es mi responsabilidad mirar la etiqueta de todo y constatar que el producto no tiene aceite de palma», puso como ejemplo la profesora.

LOS PULMONES DEL PLANETA

Por su parte, el director del departamento de Derechos Territoriales y sobre Recursos del centro World Resources Institute, Peter Veit, recordó la importancia de las selvas tropicales en la absorción del CO2 y en consecuencia su papel clave para evitar el calentamiento global.

Sabemos que el 20 % de las emisiones de gases de efecto invernadero vienen de la deforestación, de la agricultura y de otros usos de la tierra», dijo Veit, que instó a defender los derechos de posesión de la tierra de los pueblos indígenas y de las comunidades locales.

Los procedimientos para obtener o registrar son complicados y cuestan mucho dinero, a veces lleva décadas obtenerlos, y no hay comparación con el proceso mediante el cual las empresas aseguran nuevos derechos sobre la tierra para sus inversiones», agregó.

RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS INDÍGENAS

Norman Jiwan, un activista indígena indonesio de Borneo, instó a su Gobierno y al resto de gobiernos del mundo a aprobar leyes «para la protección y el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas».

Para nosotros, la solución al cambio climático es muy fácil y muy simple, mantener los bosques, reconocer los derechos de la gente sobre sus tierras en los bosques y sobre los recursos naturales», subrayó.

La también activista indígena indonesia Mina Setra sostuvo, por su parte, que ya existían documentos y compromisos como los Acuerdos de París que instaban a la defensa del medio ambiente, pero recriminó a la comunidad internacional que estos llamados «todavía seguían estando sólo sobre el papel».

Lo importante ahora es traducir esos compromisos en trabajo real sobre el terreno, porque eso es lo que realmente importa», concluyó.

El Acuerdo de París, de carácter jurídicamente vinculante, logró que todos los países firmantes se comprometieran a participar en las reducciones globales de gases de efecto invernadero para evitar que el calentamiento del planeta no superara los 2ºC respecto a niveles preindustriales.