“Perdono a los cobardes que me arrebataron a mi padre, haciendo hasta lo inimaginable para sacar a Colosio de la contienda”, dijo Luis Donaldo Colosio Riojas, quien visitó Lomas Taurinas, Baja California, para cerrar simbólicamente ese episodio en la historia de su familia y del país, escrito el 23 de marzo de 1994.
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“Perdono al asesino que tomó su vida, producto de circunstancias inciertas, desesperadas y posiblemente obligadas”, dio Colosio frente a la estatua que marca el lugar donde el entonces candidato priista a la presidencia fue baleado para posteriormente fallecer en un hospital.
“Perdono a las instituciones políticas de este país, que lejos de honorar su legado, han usurpado el nombre de mi padre y se han beneficiado de él para sus proyectos políticos vacíos.
“Perdono a un sistema judicial que, lejos de ayudar a procurar la verdad, se empeñó en destruir toda la posibilidad de hacer justicia a un crimen nacional.
“Perdono porque es lo correcto y porque no existe una transición hacia la paz sin un auténtico ejercicio de reconciliación y porque está solo en mi persona la obligación de tomar este paso hacia adelante”, expresó.
El actual precandidato a la alcaldía de Monterrey, Nuevo León, por Movimiento Ciudadano, dijo que lo que le sucedió su familia no es muy distinto de lo que padecen miles de familias mexicanas todos los días “y que viven ese sufrimiento en el olvido”.
Agregó que lo que no se puede perdonar son las muertes de miles de personas víctimas de la violencia.
“O remamos todos parejo para el mismo lado o estaremos todos condenados a hundimos todos por igual”, dijo al hacer un llamado a la unidad en el país.