El Ejército birmano ha incomunicado este miércoles una barriada en Rangún donde viven trabajadores ferroviarios en huelga para protestar contra la junta militar, mientras que al menos un centenar de manifestantes han sido detenidos.

Como medida de coacción para que regresen a sus puestos de trabajo, unos 50 soldados fuertemente armados bloquearon los accesos de este barrio popular en el distrito de Mahlwagon, cercano a la estación central de Rangún, la mayor ciudad del país.

Algunos vecinos que viven cerca del barrio cercado han abandonado sus casas por temor a los militares y la policía, que han matado al menos a 60 manifestantes y disidentes desde el golpe de Estado del pasado 1 de febrero.

Los trabajadores ferroviarios son una parte muy activa del movimiento de desobediencia civil, junto con el personal sanitario, que ha paralizado parte de la Administración, además de bancos, fábricas y comercios en protesta por el golpe militar, y que las autoridades tratan de intimidar con la fuerza para que regresen a sus puestos de trabajo.

CERCO DESDE PRIMERA HORA DE LA MAÑANA

El cerco a la barriada comenzó alrededor de las 06.30 hora local (00.00 GMT), lo que hizo que decenas de vecinos huyeran para esconderse cuando llegaron las fuerzas de seguridad.

Los soldados acudieron allí en busca de conductores de tren para obligarlos a trabajar, según comentaron varios vecinos a Efe, sin que de momento se hayan confirmado detenciones.

Los uniformados confiscaron incluso los alimentos y productos donados por la gente para apoyar a los trabajadores que se han unido al movimiento de desobediencia civil y se los llevaron en varios camiones, revelaron las mismas fuentes.

Los empleados del servicio de trenes ya sufrieron hace dos semanas el ataque violento de un grupo de partidarios de la junta militar al término de una marcha en apoyo de los militares en Rangún, antigua capital.

MÁS DE CIEN DETENIDOS

En el distrito de North Okkalapa en el norte de Rangún, al menos 100 manifestantes han sido detenidos durante una protesta de jóvenes en un parque contra los que la policía usó munición de goma.

A raíz de este episodio, varias embajadas como la de la Unión Europea, Canadá y EEUU expresaron su preocupación, y pidieron a las autoridades que no utilicen la violencia contra los manifestantes.

En este mismo distrito murieron unas 17 personas, según el medio Frontier Myanmar, el pasado 3 de marzo, el día más sangriento hasta el momento de las protestas cuando perdieron la vida al menos 38 manifestantes por los disparos de la policía y los militares.

El gas lacrimógeno y las granadas aturdidoras tampoco han intimidado a muchos manifestantes en otras partes de Rangún, donde muchos exigen el regreso a la democracia, el respeto de los resultados de las elecciones de noviembre y la liberación de todos los detenidos por los militares, entre ellos la depuesta líder del Gobierno, Aung San Suu Kyi.

«SANGRE Y PARANOIA»

Las protestas se repiten a diario y en diversas partes del país casi desde el golpe de los militares, que lo justifican por un supuesto fraude electoral en las elecciones de noviembre, aunque fueron dadas por buenas por los observadores internacionales.

Hasta ahora, las autoridades han detenido a más de 1.900 personas, de las que más de 1.600 continúan bajo arresto, muchos de ellos incomunicados, y al menos dos personas han muerto bajo custodia, aparentemente tras ser torturados.

Los uniformados también han restringido internet y retirado las licencias a diversos medios, pero muchos se saltan las prohibiciones a través de programas VPN, que permiten la conexión a la red a través de servidores extranjeros.

Pese a la presión de la comunidad internacional, aún no hay signos de que el Ejército esté dispuesto a ceder o llegar a un compromiso con el poder civil.

«El Tatmadaw (Ejército birmano) es un ejemplo único de nacionalismo extremo que ha sido pulido tras décadas de sangre y paranoia», comentó Tony Davis, consultor y analista en la revista especializada militar Jane’s, el pasado lunes en una conferencia en el Club de Corresponsales Extranjeros de Tailandia

«Es el único Ejército en el planeta Tierra que durante siete décadas no ha parado de luchar», agregó el experto en referencia a las guerrillas de las minorías étnicas que llevan levantadas en armas desde hace décadas.

El Tatmadaw, que ya gobernó el país con puño de hierro entre 1962 y 2011, ha mantenido un gran poder, incluido un cuarto de los diputados del Parlamento y tres ministerios, durante la transición democrática de casi 10 años que ha decidido interrumpir.

En este sentido, Davis recordó algo que se decía en los años 90 en Pakistán, que se puede aplicar en Birmania: «Algunos países tienen un Ejército y algunos Ejércitos tienen un país».