Nasr al Hariri, presidente de la Coalición Nacional Siria (CNFROS), la principal alianza opositora fuera del país, afirma que el régimen del presidente Bachar al Asad caería «en pocos días» sin el apoyo de Moscú y Teherán, y se muestra pesimista de cara a lograr un posible acuerdo político.

En una entrevista con Efe en Estambul, donde reside, Al Hariri propone «ilegitimar» las elecciones presidenciales previstas para la primavera en las zonas de Siria controladas por Damasco y repasa la evolución del país desde el estallido de la revuelta hace una década.

«El régimen ha caído y sus estructuras en Damasco y alrededores se mantienen gracias a la intervención iraní y rusa; si estos países pensasen en retirarse de Siria, el régimen de Bachar al Asad caería en pocos días», asevera el líder de la CNFROS, constituida en Catar en 2012 y reconocida entonces como interlocutor por diversos países.

Según él, prueba de ello es el «gran colapso económico» del que son testigo las áreas controladas por el Gobierno -que son la mayor parte del país a excepción de algunas regiones del norte-, al tiempo que insiste en que diez años después de la revolución, la población aún tiene esperanzas de conseguir «libertad, dignidad y democracia».

UNA DÉCADA DE CONFLICTO

Al mirar atrás, ve muchos cambios respecto a los días de las primeras protestas en marzo de 2011: la presencia de milicias y potencias extranjeras en Siria, la pérdida de «soberanía» debido a la influencia de Irán en las diferentes esferas y, sobre todo, el deterioro de la situación humanitaria.

Antes de pasar a encabezar la coalición opositora el pasado verano, este médico de profesión lideró en varias ocasiones comités negociadores y, desde su experiencia, cree que Damasco «continúa confiando en la solución militar y utiliza el proceso político como una forma de mantener al mundo distraído».

«El régimen no llegará a una solución política ni por la vía de la Constitución ni por la vía del problema humanitario, ni por ninguna de las vías propuestas por la resolución 2254 del Consejo de Seguridad (que en 2015 creó una hoja de ruta para el proceso de paz en Siria) y la declaración de Ginebra», sentencia.

La ONU cree que la única forma de llevar adelante un proceso de reconciliación en el país es a través de la redacción de una nueva Constitución, algo que representantes del Gobierno, la oposición y la sociedad civil intentan sin éxito desde hace más de un año en las negociaciones en curso en Ginebra.

VARIOS PROBLEMAS, UN DENOMINADOR COMÚN

Al Hariri tilda la nueva Carta Magna de «gran problema», ya que la oposición no acepta su formato, «designado para servir al poder». Es más: aunque se acordase el mejor texto constitucional, su implementación sería imposible mientras existan el régimen y sus fuerzas de seguridad «doctrinarias», asevera.

A su juicio, el «criminal» régimen sirio es el «denominador común» de todos los problemas de Siria: desde la violencia y los desplazamientos forzosos al terrorismo, los refugiados, el aislamiento diplomático y la reconstrucción del país tras la guerra.

«Los sirios no pueden congregarse en una mesa en presencia de este régimen y su líder, no es posible sacar a las fuerzas extranjeras ni parar los asesinatos sin la salida de Bachar al Asad. No se puede luchar contra el terrorismo y el mundo no puede restaurar su relación con el Estado sirio, ni se puede solucionar el problema de los refugiados sin deshacerse de Bachar al Asad», afirma.

Por ello, aboga por un proceso político de pleno derecho, una nueva Carta Magna y elecciones bajo la supervisión de Naciones Unidas, y califica de «farsa» los comicios presidenciales que está previsto que tengan lugar entre abril y mayo de este año.

ELECCIONES Y PRESENCIA EXTRANJERA

«La comunidad internacional libre debería llevar a cabo acciones colectivas regulares y planificadas para no reconocer estas elecciones, ni a nivel político, ni tampoco a nivel diplomático o legal, para así llegar a una total deslegitimación del régimen y abrir una nueva página en la que el pueblo sirio pueda elegir a sus propios líderes», insiste Al Hariri.

«¿Cómo pueden estas elecciones representar a los sirios cuando cientos de miles de personas están en las prisiones del régimen, quizás solamente por su visión política? ¿Cómo pueden representar a los sirios cuando 14 millones han sido forzados a abandonar sus hogares?», agrega.

En cuanto a la presencia de fuerzas extranjeras en Siria, el opositor diferencia entre aquellos traídos por el régimen para «matar a los sirios», principalmente Irán y Rusia, y otros como la coalición internacional liderada por Estados Unidos, que luchan contra grupos terroristas.

Defiende la presencia «temporal» de tropas turcas en el norte de Siria, donde facciones armadas opositoras afines a la CNFROS apoyan a Ankara, principalmente frente a los kurdos.

Sin embargo, una cosa la tiene clara: «Cuando alcancemos una solución política demandaremos la salida total de las fuerzas extranjeras».