Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, ha pisado suelo europeo para reunirse con Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN así como con las máximas autoridades de la Unión Europea (UE).

Su visita busca  allanar el camino de la diplomacia al presidente Joe Biden en su relación con sus tradicionales aliados y poner sobre de la mesa la necesidad de hacer más esfuerzos “conjuntos y coordinados” para defender los tópicos comunes compartidos en cuanto a la visión de la democracia, la cooperación, los derechos humanos y los valores universales.

Blinken ha repetido el mismo mantra de su antecesor Mike Pompeo, acusando de autocracias y gobiernos peligrosos a Rusia y a China con los que hay que estar “unidos” y muy vigilantes.

“Según un reciente sondeo  realizado por el Consejo de Chicago en Asuntos Globales, nueve de cada diez ciudadanos estadounidenses encuestados cree que deben mantenerse nuestras alianzas como forma efectiva de lograr nuestros cometidos en política exterior”, dijo a Stoltenberg.

El mensaje que ha dejado Blinken gira en torno a elaborar una nueva estrategia con los países socios para estar mejor preparados ante tres peligros: 1) la primera categoría es para Rusia y China, los rusos están rearmándose, ampliando sus estrategias   y  con una campaña intimidatoria contra occidente y lo de Ucrania es un mal precedente mientras que China sigue fortaleciéndose tratando de controlar la navegación libre en el mar de la China Meridional; apuntando sus objetivos militares a otros países desde el Indo-Pacífico  y utilizando además toda su capacidad tecnológica para expandirse; 2) aquí se incluyen las amenazas no militares pero que son tecnológicas, económicas e intimidatorias con fuertes ciberataques y campañas desinformativas para minar la credibilidad de la gente hacia sus sistemas políticos y  en la democracia; y 3) el cambio climático, así como la pandemia del Covid-19, de necesaria respuesta global.

Y mientras Blinken tomaba el  primer pulso a los europeos, el dictador norcoreano Kim Jong-un, volvió a ordenar una prueba de misiles que sería la segunda en menos de un mes.

Tanto Japón, como Corea del Sur, informaron de  los proyectiles probados cerca  del Mar de Japón y que primordialmente han intranquilizado al gobierno surcoreano.

A COLACIÓN

Apenas conocerse las sanciones de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y la Unión Europea contra China, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, dio a conocer su viaja a Guilin, al sur de China, para reunirse con su homólogo Wang Yi.

La postura diplomática de ambos países es de agravio, tanto por la actitud a la defensiva de Estados Unidos, como de los europeos; en un gesto inusual, el presidente ruso, Vladimir Putin, invitó al nuevo presidente estadounidense Joe Biden a tener una primera conferencia telemática luego de que el político norteamericano afirmase que Putin es un asesino. Washington se ha negado a dicha posibilidad.

Para Lavrov y Yi, la amistad entre China y Rusia, “no será sacudida” bajo ninguna manera en un momento en que ambas cancillerías coinciden  en relaciones binacionales en su “mejor momento” de  la historia,  libre de ataduras ideológicas y de oportunismos.

La postura rusa es que Estados Unidos quiere preservar a toda costa su dominio en la economía global y en la política internacional, imponiendo a todos y en todas partes su voluntad.

Un movimiento interesante es que ambos diplomáticos han solicitado de manera “urgente” una reunión entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU; los dos  países son integrantes del mismo.

El otro mensaje que ha dejado Rusia a China es la propuesta de abandonar la dependencia del dólar y eliminar el  procedimiento de pago como el sistema de transferencias interbancarias Swift; para como están las cosas a nivel global, la pandemia es una guerra biológica en medio de crecientes y preocupantes tensiones geoestratégicas.

@claudialunapale