Las autoridades de Dinamarca suspendieron hoy de su programa oficial la vacuna de Johnson & Johnson contra el covid-19 por ser posible que provoque casos anómalos de trombosis y por la buena situación epidémica, aunque se podrá recibir el preparado de forma voluntaria, según fuentes sanitarias locales.

La eliminación de la vacuna de Johnson & Johnson del programa de vacunación danés se une a la de AstraZeneca, suspendida el pasado 14 de abril por los mismos motivos, a pesar del visto bueno recibido por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Ambas no obstante seguirán siendo una opción personal.

La Dirección General de Sanidad danesa considera que las ventajas de la vacuna de Johnson & Johnson «no compensan el riesgo de posibles daños en forma de casos severos de trombosis en los vacunados«, según consta en un comunicado.

«Está claro que es una decisión difícil cuando estamos en una epidemia y ya hemos tenido que seguir sin la vacuna de AstraZeneca. Pero lo que perdemos en prevención de enfermedades graves en la situación concreta de Dinamarca no compensa el riesgo de posibles efectos«, señaló la subdirectora de este organismo, Helene Probst.

Probst resaltó que los posibles destinatarios de la vacuna de Johnson & Johnson, que usa la misma tecnología que la de AstraZeneca, son «personas jóvenes sanas«, una vez que Dinamarca planea empezar en breve a vacunar ya a los menores de 65 años.

La decisión no excluye que esa vacuna pueda usarse más adelante, igual que la de AstraZeneca, «si aparecen nuevas evidencias o cambia la situación en Dinamarca, en lo relativo al contagio, control de la epidemia o disponibilidad de otras vacunas«, apunta Sanidad.

Las autoridades sanitarias danesas calculan que la eliminación de esta vacuna, de la que Dinamarca ha adquirido 7 millones de dosis, provocará un retraso de hasta cuatro semanas en el calendario de vacunación, que ahora finalizaría a finales de agosto.

El 23.4 por ciento de la población danesa ha iniciado la vacunación y el 11.5 por ciento ha completado el proceso.

Dinamarca ha mantenido controlada la epidemia desde mediados de enero, con una tasa de positividad inferior al 0.5 por ciento, gracias a hacer test de forma masiva, secuenciación de pruebas de las nuevas variantes y rastreo de contactos.

La buena situación epidémica ha permitido iniciar desde hace un mes una reapertura de la actividad económica y social, vinculada en gran medida a presentar un certificado que acredite que se está vacunado, se ha pasado el covid-19 o se ha dado negativo en un test.

Este país nórdico es uno de los menos afectados en Europa, con una tasa de mortalidad de 42.79 por 100 mil habitantes.