El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, denunció hoy el «apartheid de viajes» impuesto sobre gran parte del territorio africano después de la aparición de la variante Omicron, detectada en primer lugar en Sudáfrica.

En una rueda de prensa conjunta con el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, ambos criticaron la decisión de varios estados de cancelar sus vuelos desde los países del África Austral, algo que para el máximo responsable de la organización panafricana implica una «estigmatización» de los africanos.

Guterres dijo que estas restricciones equivalen a «encerrar a un continente» cuando resultan ser «ineficaces» en un mundo global, y recordó que hay abundantes medios, como las pruebas PCR y los tests de antígenos que permiten garantizar vuelos en condiciones de seguridad.

«Lo inaceptable es que, cuando el virus está en todas partes, una parte del mundo, siendo además la más vulnerable, sea condenada al cierre, cuando además fueron los primeros en revelar la existencia de una nueva variante (del virus) que, por cierto, ya existía en otras partes del mundo, incluyendo Europa», dijo Guterres.

Faki Mahamat y Guterres clamaron también contra el hecho de que solo un 6% de la población africana haya tenido acceso completo a las vacunas, cuando gran parte del mundo multiplica ese porcentaje al menos por diez, y pidió una estrategia para producir vacunas en África.

«La población africana no puede ser culpada por el nivel inmoralmente bajo de vacunas disponibles para ellos ni debería ser castigada colectivamente por identificar una variante del virus y compartir esos datos cruciales para la ciencia», dijo el secretario general de la ONU.

Además, ambos denunciaron que las medidas de estímulo económico anunciadas por los diferentes estados del mundo son muy desiguales y van a suponer un freno para el desarrollo del continente africano, que tenía cifras de crecimiento muy altas antes de la pandemia.

La falta de equidad en vacunas, en los estímulos económicos y hasta en las medidas sobre el cambio climático son «injustas, inmorales y escandalosas» porque condenan al continente africano a una situación extremadamente difícil, recordó Guterres.