El gobierno de Estados Unidos ha suspendido, hasta nuevo aviso, el proceso de concesión de asilo a refugiados provenientes del extranjero. Esta medida también afecta al programa aprobado por la administración de Joe Biden, que permitía a ciudadanos estadounidenses patrocinar a potenciales refugiados.
La directriz, emitida poco después de la toma de posesión de Donald Trump, ordena la cancelación de todos los viajes de refugiados previamente programados y prohíbe la realización de nuevas reservas. La decisión tiene como argumento la falta de capacidad del país para absorber un gran número de inmigrantes y refugiados, sin comprometer los recursos disponibles para sus propios ciudadanos.
Este cambio no afecta a aquellos beneficiados con visas especiales por haber colaborado con el ejército estadounidense en el extranjero, pero sí impacta a miles de personas que habían obtenido el estatus de refugiado después de un proceso largo y complejo. Según estimaciones, alrededor de 10,000 personas que ya tenían sus viajes reservados se verán afectadas por la medida, quedando varadas en diferentes países del mundo.